Muchos analistas y grandes firmas consultoras han realizado predicciones en los últimos años sobre los efectos de la inteligencia artificial, la robótica y el Big data en el mercado laboral serán devastador, y, por ende, su efecto en la economía global será aun mayor de los Gobiernos no tomar acción al respecto. Por ejemplo, la firma consultora McKinsey en un reporte publicado en el 2018 señala que para el 2050, cerca del 50% de los trabajos en el mundo serán automatizados, lo que generaría como consecuencia un desempleo masivo a escala planetaria. Esta es la razón, por la cual muchos líderes mundiales abogan por el ingreso universal básico como medida paliativa ante los efectos “destructores” de la nueva Revolución tecnológica.

Las alarmas sobre la desaparición del empleo por la irrupción de la inteligencia artificial y la robótica son asunciones mal infundadas, que, de hecho, ya están causando estragos en la economía global, que podrían llevar al mundo a una depresión económica permanente. Un ejemplo de ello ha sido el cierre masivo de tiendas minoristas en los Estados Unidos, bajo el argumento de que ya las personas realizan mas sus compras en línea que en persona. Esto ha ido prácticamente aniquilando a una industria que genera muchos empleos, por lo que argumentos infundados han generado una desaceleración económica en dicha industria, que podría propagarse a otras áreas de la economía.

La pregunta del millón de dólares que todos debemos hacernos es la siguiente: ¿La Cuarta Revolución industrial va a eliminar el empleo como lo conocemos en el día de hoy? La respuesta a esta interrogante es negativa. A continuación, voy a explicar las razones. Durante la primera Revolución industrial que inició en 1760, las fábricas y la producción en masa atrajeron a los trabajadores a las ciudades en masa. La fabricación dejó a los artesanos individuales fuera del negocio. Los consumidores podían obtener productos más baratos y rápidos, y eso fue algo bueno. Sí, algunos trabajadores obviamente fueron desplazados. Pero junto con la "Revolución", se crearon nuevos empleos y, con el tiempo, el empleo alcanzó niveles máximos.

Con la aparición de los cajeros automáticos en la década de 1970, muchos analistas auguraron la desaparición de los cajeros humanos. La realidad es que hoy en día, ambas opciones conviven en perfecta armonía. Otro ejemplo, es el uso del caballo para la agricultura, en 1915 la población de caballos en los Estados Unidos era del alrededor de 20 millones, pero con el avance de la tecnología y la tecnificación del trabajo agrícola, estos animales fueron desapareciendo en número, llegando a situarse en su nivel más bajo en 4.5 millones en 1959. Para el año 2005 esa población de caballo se situaba en 9 millones, debido a que hoy en día se utilizan para la industria del entretenimiento que genera millones de dólares anuales.

La inteligencia artificial a través del procesamiento del lenguaje natural o (NLP), por sus siglas en inglés, es una tecnología que tuvo su irrupción en la década de 1950, los primeros experimentos ocurrieron en la Universidad Georgetown en Washington, DC en el año 1954, allí propusieron la traducción simultánea de oraciones en ruso al inglés.   En la década de 2010, el aprendizaje de representación y los métodos de aprendizaje automático de estilo de red neuronal profunda se generalizaron en el procesamiento del lenguaje natural, debido en parte a una serie de resultados que muestran que tales técnicas pueden lograr resultados de vanguardia en muchas tareas de lenguaje natural, por ejemplo, en modelado de lenguaje, análisis y muchos otros. Las técnicas populares incluyen el uso de incrustaciones de palabras para capturar las propiedades semánticas de las palabras, y un aumento en el aprendizaje de extremo a extremo de una tarea de nivel superior (por ejemplo, responder preguntas) en lugar de depender de una tubería de tareas intermedias separadas (por ejemplo, etiquetado de parte del discurso y análisis de dependencia). Esta tecnología es aplicada en las máquinas del servicio al cliente que utilizan las compañías, y aún así interactuamos con representantes del servicio al cliente humanos, porque estos algoritmos no están plenamente capacitados para entender todas las palabras y expresiones particulares de cada ser humano. Por tal razón, ambas opciones conviven de forma armoniosa.

Una de las industrias que ha visto la mayor irrupción de la robótica y la inteligencia artificial ha sido la medicina. Ahora tenemos herramientas robóticas y de inteligencia artificial que pueden realizar diagnósticos increíblemente precisos y cirugías precisas. ¿Hemos perdido médicos por esta tecnología? La respuesta es no. Los médicos simplemente han aprendido a aprovechar la nueva tecnología para brindar una mejor atención médica.

La idea de que el avance de la Cuarta Revolución industrial de la mano de la inteligencia artificial y la robótica van a reemplazar actividades meramente humanas: como el pensamiento creativo, la resolución de problemas, el trabajo en equipo, el liderazgo y la iniciativa, eso no va a ocurrir por lo menos en el futuro cercano. Las predicciones sobre los efectos de estas tecnologías en el empleo son variadas. Por ejemplo, la firma de consultoría Gartner dice que estas seguirán la misma tendencia que las tres Revoluciones previas. En su estudio Gartner afirma que para el 2020 se perderán 1.8 millones de empleos, mientras que se crearán otros 2.3 millones.

La realidad que nos depara el mundo de hoy es que debemos estar en una actitud abierta y sin complejos al aprendizaje constante y de calidad, y es el gran reto que enfrentan los países de brindar educación de calidad y adaptada a los nuevos tiempos, para seguir con la transición pacifica de tareas de mano de obra intensiva a la de capital intensivo sin dejar a nadie detrás. Los temores infundados sobre el fin del trabajo humano, empuja a las compañías a no invertir en capacitación, y, por ende, no aumentan los salarios, lo que ha generado mayor desigualdad económica. Si a esto le agregamos una irrupción masiva de nuevas tecnologías, esto sería el catalizador perfecto para la aparición de una depresión económica perpetua a escala planetaria.