Hace alrededor de 15 a 20 días veíamos cómo, de manera irresponsable, no se detenía la entrada de extranjeros al país, ni se controlaba la entrada de nacionales que hubieran estado en países que sufren la pandemia de manera más severa. Hoy, a escasas dos semanas, la propagación del virus en nuestro país es incontenible, lo que se traduce en la muerte de una cantidad indeterminada de población.

Las enfermedades infecciosas, producidas por virus, siempre han sido de una alta facilidad de transmisión. Es debido a que no sabemos ni conocemos los factores que inducen a la infección en determinado individuo, porque los sistemas inmunológicos de cada uno actúan de manera diferente. Pero el peligro de enfermarse siempre está latente, cuando una persona sufre de factores de riesgo o su sistema inmunológico se encuentra deprimido, hasta por situaciones psicosomáticas, que no son fácilmente identificables.

Existen varias situaciones que, desde el aislamiento a que me veo obligada, observo y me preocupan. Y son la baja rigidez con la que han actuado las autoridades del gobierno y Salud Pública en la contención de la propagación del virus, la irresponsabilidad con que buena parte de la población “consciente” y con acceso a información se ha comportado para propagar entre ellos la enfermedad, cosa que hemos visto de igual forma entre la clase política y de la dirigencia institucional. Por último, y la más importante y significativa, la ignorancia del grueso de la población dominicana en barrios, pueblos y campos de lo que significa UNA ENFERMEDAD VIRAL MORTAL.

Tanto el desconocimiento, como la ignorancia sobre lo que esto significa y las consecuencias que puede tener han provocado la propagación del virus a nivel comunitario, y ya se viene informando, además de lo que no se informa, el aumento de casos de contagio en diferentes provincias del país, mientras la población sigue tomando el caso “a chercha”, como se dice popularmente. Dos cosas: la ignorancia de la gravedad de la situación, como en el caso de las aglomeraciones en los mercados, y la forma en que se ofrece y reciben las “ayudas” del gobierno vía el Plan Social de la Presidencia para paliar la situación de desabastecimiento entre la población pauperizada.

Pero tal vez también está el caso, y es materia de estudio, de aquéllos ciudadanos que dirán: si no salgo a la calle a vender mis mercancías, no traigo el sustento a mi familia. Poblaciones que se saben abandonadas y que solo dependen de sus posibilidades para subsistir, en un país con un gobierno que se ocupa sólo de acrecentar la riqueza de los más ricos y acomodar a un grupo de los llamados popularmente, los “que están pegaos”. De manera que la responsabilidad de que el virus se disperse entre estas poblaciones es directa del Estado, y no tenemos garantías de que esta situación cambie.

Todas estas situaciones han provocado el descontrol y la falta de cumplimiento de una cuarentena y aislamiento que en nuestro país y en diversas partes del mundo ha provocado la difusión del virus y la enfermedad, haciendo posible dudar de si no sea otra de las políticas de disminución poblacional que se difunden desde los grandes centros de poder, quién sabe con qué maléficos objetivos. El caso es que ya son más de 500 los casos de personas que han contraído la enfermedad en nuestro país, que los casos siguen en aumento y se sigue difundiendo, cosa que hará más prolongada la cuarentena de todos los que la cumplimos, puesto que hasta que no haya un descenso en el número de infectados, no podremos salir de nuestro aislamiento.

Por tanto, esta situación de cuarentena y aislamiento obligatorio no es un juego. No es para tomarlo como unas vacaciones, no es para ser irresponsables, como lo han sido las autoridades y los estamentos de poder, que usan la ignorancia de las poblaciones para servirse de los recursos sociales de la sociedad, valga la redundancia, con la cuchara grande. A lo mejor también les viene bien un poco de disminución poblacional, o quién sabe si una prórroga en la fecha de las venideras elecciones del 17 de mayo próximo. Pero, a costa de la salud y la vida de cientos de personas?

Esto quiere, pretende, ser una llamado a la responsabilidad social. La cuarentena no son vacaciones. Nos encontramos enfrentando una situación de salud difícil y complicada, de la cual el único medio para salir es la cuarentena. Es un llamado a la población en general. Cumplámosla efectiva y responsablemente. Muchas gracias.