Nueva York.-Desde Gore Vs. Bush en Florida, en el 2.000, cuando la Suprema Corte de Justicia designó a Bush como presidente, éste sistema político inició una espiral descendente. La parálisis gubernamental entre el Presidente Barack Obama y los republicanos del Congreso, profundizó esa crisis sistémica.
Hoy la democracia estadounidense, otrora “modelo” de la democracia occidental, está secuestrada por los poderosos y el resto de nosotros somos rehenes sin opciones.
Sólo el 20% de los estadounidenses, de acuerdo a varias encuestas, cree que el gobierno hará lo correcto para resolver los problemas nacionales.
Los republicanos saborean su “triunfo” en las elecciones congresuales y estatales de la semana pasada, pero esos comicios deben ser motivo de luto, no celebración. Solo una tercera parte de las personas elegibles para votar lo hicieron, una abstención de las dos terceras partes es un resultado extremadamente deprimente.
Los republicanos capitalizaron el bajísimo respaldo popular del presidente Obama, sólo 26% de los estadounidenses lo apoya. Ese es un número bien alto, comparado con el Congreso, solo el 7% de la población lo apoya.
Los números no mienten, el 26% de Obama y el 7% del Congreso Congreso, suman el 33% que votó el martes pasado. Los republicanos ganaron la mayoría de ese 33%, pero tiene más de un 67% de la población en contra.
Si entienden eso y deciden concertar con Obama, que hasta enero del 2017 puede vetar cualquier cosa que ellos quieran imponerle, el sistema podría tener alguna esperanza. Si enloquecen, como en 1994 cuando Newt Gingrich y su famoso “Contrato con América”, les pasará exactamente lo mismo, y perderán en las elecciones presidenciales del 2016.
Las naciones pobres que aspiran vivir en “democracia”, deben buscar otro modelo, porque la democracia estadounidense cayó en bancarrota total, los políticos la “jondearon” por un barranco.