Si unos “honorables magistrados” (muy seriecitos y formales con sus brillantes togas y birretes de borlas moradas) “solemnemente” aceptan y hasta animan descaradamente que decenas de soldados con armas largas rastrilladas ofendan la “majestad” de la “Justicia” invadiendo la “augusta” sala de audiencias donde se leería una sospechosa “sentencia” que el sentimiento social generalizado rechaza con ira (como vimos en la comarca de San Francisco de Macorís), entonces aquí no hay un “Poder Judicial” merecedor de respeto y este país es una simple aldea (por lo que lamentablemente valen todas las comillas).