No hay que ir demasiado lejos en el caso; ni darle más vueltas al anecdotario, ni alegar capítulos, artículos, acápites y numerales de leyes nuevas y carcomidas; ni relatar las calendas públicas desde noviembre del 2013 a esta parte; ni citar la errática discursiva burocrática ni los dicterios y amenazas patrioteras. Nada de eso. Lo más importante, por encima de todo, es que, al recibir su Cédula de Identidad, Juliana Deguis Pierre, dominicana a mucha honra, ha demostrado que los derechos existen para ser reclamados. Ojalá que todos los ciudadanos aprendamos la lección. Eso urge.