El 26 de enero de 2021 se celebra el 208 aniversario del natalicio de Juan Pablo Duarte, Padre de la Patria. Esta celebración la realiza en solitario el Instituto Duartiano. Hace varios años, el Gobierno dominicano, representado por el Ministerio de Trabajo, hace lo que le place con esta fiesta; cambia el día de la festividad con argumentos que solo complacen a los comerciantes. Aunque parezca una medida ingenua, no lo es; y, a pesar de los intentos por aparecer como respetuosos de la memoria de Duarte, no lo son. Este tipo de medida, y otros factores, fomentan la indiferencia y la ignorancia de los ciudadanos respecto del significado de Juan Pablo Duarte para la República Dominicana. El aniversario se celebra en el escenario dibujado por la pandemia, que ha provocado una situación especial, caracterizada por Decretos presidenciales, planes de emergencia, expansión del contagio, incremento de las muertes y toque de queda; además, por la apertura y clausura de actividades comerciales, búsqueda incesante de vacunas y monitoreo permanente del Gabinete Presidencial de Salud. Si en los tiempos de la antigua normalidad la celebración de las fechas significativas vinculadas a Juan Pablo Duarte se vio eclipsada, ahora se acentúa más la languidez de las fiestas duartianas.  Muchas voces, que ya se cansaron de plantearlo, se han expresado a favor de que el natalicio se celebre el día que realmente vino al mundo. El cambio de la medida cada vez se percibe más lejano.

La educación ciudadana se ve afectada por medidas que promueven el olvido y la trivialización de las efemérides del país. Resultan incongruentes las quejas constantes contra los infractores de las medidas tomadas por la presidencia y el Ministerio de Salud para prevenir los estragos de la pandemia y controlar la letalidad. Sin educación ciudadana, la sociedad verá restringido el avance educativo, social y económico. El Ministerio de Trabajo ha de colaborar con la educación de los ciudadanos; para ello ha de revisar el tipo de medida que aplica. El traslado de la festividad del 26 para el 25 de enero desfavorece, porque no se le pone atención; se activa el comercio y cualquier tipo de fiesta, menos la que corresponde al natalicio de Duarte. De otra parte, El Instituto Duartiano ha de impulsar un programa más creativo e innovador en torno a las fiestas del patricio Juan Pablo Duarte. Más de lo mismo cada año tampoco ayuda. En este trabajo, las Instituciones de Educación Superior y las del ámbito preuniversitario hemos de colaborar proactivamente con el Instituto, además de fortalecer la educación ciudadana de los estudiantes universitarios y de los docentes. Todos hemos de colaborar para que los tres Padres de la Patria sean reconocidos y honrados con la dignidad que merecen.

Para impulsar programas orientados a la educación ciudadana en la dirección que señalamos, se ha de poner en acción una coordinación interinstitucional. Es tiempo de que no haya salidas unilaterales a las situaciones que requieren una estrategia más integral. Nuestra preocupación es que se acentúe, con respecto al 26 de enero, un tratamiento que refleja poco carácter y ninguna delicadeza. El Instituto Duartiano, el Ministerio de Educación de la República Dominicana y las Instituciones de Educación Superior deberían unirse para recuperar la inamovilidad del 26 de enero y, al mismo tiempo, determinar una estrategia que potencie celebraciones formadoras en la perspectiva del compromiso ciudadano, de construcción de la democracia y de apropiación de los principios y valores que irradia el 26 de enero. Mañana, no dejemos de admirar y recordar a un hombre que nace y vive como:

Testigo de fe en los dominicanos,

con humildad revolucionaria,

honestidad insobornable,

silencios reflexivos,

heroicidad inmaculada.