Algunos textos de Algo más –algunas líneas nuevas pretenden subvertir la página, el espacio de la escritura, para inscribir una caligrafía personal, en un nuevo intento de fabular, de decir las mismas cosas de otro modo, en una propuesta de escritura y lectura diferente a la lineal: la lectura circular, o vertical, o sinuosa, pero en cualquier caso siempre lúdica. En efecto, Prida Busto nos propone nuevos modos de leer el texto. Patas arriba (para mirar ante el espejo)”, por ejemplo, es un texto que se lee literalmente “patas arriba”. Sólo se puede mirar y leer ante el espejo, con el libro puesto al revés. Se puede leer de pie, o sentado, o acostado, pero siempre frente al espejo. Este modo de lectura casi sugiere una performance, pues exige del lector movilidad, desplazamiento: acción. 

Edición japonesa de ALGO MÁS

Historias quemadasparece restos de textos destruidos, de papeles rotos, de trozos recuperados y salvados del fuego purificador. El personaje narrador salva esos trozos y los pergeña en un texto armado de historias distintas y diálogos aparentemente inconexos.

Al igual que en sus libros anteriores, Prida Busto aborda también la minificción, una categoría debatida por la crítica literaria contemporánea. Se trata de un tipo de ficción mínima que abandona el esquema tradicional del relato y rompe con la convención de género establecida.

¿Microrrelato? ¿Minirrelato? ¿Minitexto? ¿Texto minimalista? “Epitafio”, “Duelo de eternidades”, “Crisis”, “La araña” son, en realidad, “textículos”, esto es, textos mínimos, breves, brevísimos, escritos en lenguaje y estilo lacónicos, inspirados en la escritura oriental y los haiku japoneses.

Epitafiose lee de modo oblicuo, transversal, como en cascada. “Viví creyendo en la grandeza de la vida. Espero ser sorprendido entre las cuatro tablas de mi nueva vida” (p. 43). “Duelo de eternidades” se lee siguiendo el movimiento sinuoso del símbolo del infinito. Hay una caligrafía inscrita sobre el símbolo. Se lee así: “Quiso vivir sin tiempo. Tiró el reloj al océano. Mientras se hundía, vio cómo la arena infinita se disputaba la supremacía del cronómetro” (p. 69). “Crisis” también subvierte la página y la lectura lineal en un movimiento de entrada y salida: “Llegaste a casa. Venías a hablarme, sólo dijiste. Hicimos el amor. Luego te fuiste” (p. 115).

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Carta de Julio Cortázar a Prida Busto

Pese a ser autor de seis libros de ficción y dos de filatelia, y pese también a haber obtenido el Premio Nacional de Literatura, género Cuento, en el año 1990, Juan Manuel Prida Busto es un escritor muy poco conocido en la República de las Letras Dominicana. Escasamente publicitado, subestimado por la crítica literaria local, ignorado por capillas y vanguardias sectarias que reclaman para sí toda la atención y el mérito, durante todos estos años no ha dejado de producir textos y de publicar libros que, por desgracia, suelen pasar desapercibidos en este país nuestro del olvido y la desmemoria. Consciente de su labor, se administra bien: produce mucho pero publica más bien poco, y no tan a menudo como uno desearía. Evita a toda costa la publicidad, la cámara, el “figureo”. Un tanto solitario y reacio a presentar en público sus libros, escribe porque le gusta y por el placer íntimo de contar. Escribe para quedarse de algún modo en la memoria y compañía de los otros, y así ser recordado. Y, sin embargo, parece atraído más por el olvido y la soledad. Porque a este hombre poco dado a los “medios” le interesa más el ser que el aparecer.

Algo más, el quinto libro de relatos publicado por Prida Busto, muestra una vez más su talento narrativo. Celebro  íntimamente esta obra suya por la calidad de la escritura, la fluidez de la prosa y la visión del texto como signo y acto lúdico. Algo más es, a no dudar, un aporte significativo a la narrativa breve dominicana contemporánea.