Los días 13 y 14 de marzo pasado, el ministerio de Educación celebró en esta ciudad, con la participación de expertos de Argentina, Brasil, Colombia, México, Uruguay y funcionarios y técnicos, el Seminario Internacional Jornada Extendida: Experiencias y Perspectivas, dirigido a directores regionales y distritales, técnicos docentes, directores de escuelas, padres, funcionarios vinculados a la JE e invitados.
En la apertura, la ministra de Educación dijo que de 21 escuelas con JE, en la actualidad son 97 escuelas y 33,329 estudiantes, equivalentes al 2% de la población estudiantil, y se espera que para el próximo año escolar haya 300 nuevas escuelas y más de 350,000 estudiantes.
A continuación dos hechos reveladores del problema curricular que está ocurriendo en las escuelas con JE, ojalá que sean hechos singulares: El primero, fue un reportaje noticioso pasado hace algunos meses en un canal de tv local, sobre una de estas escuelas. Según su director, la asistencia y la puntualidad de los estudiantes habían mejorado, entre otros aspectos de poca relevancia que externó.
Pero, lo importante es lo que dijo una de las alumnas: “He aprendido a pegar botones y a hacer ruedos”. ¿Para eso es la JE?, evidentemente que no. Esta situación podría ser aislada, pero evidencia desconocimiento de los fundamentos teóricos en que se sustenta la JE y falta de supervisión y seguimiento, por parte de las instancias del ministerio de Educación que les compete esta función. La JE es la esperanza que podría significar un antes y un después en la educación básica pública.
El segundo ocurrió en el escenario del referido seminario. Antes del inicio, ya sentados a la mesa conversaban sobre las escuelas con JE que tenían; todos eran directores de distritos, y quien escribe. Al manifestarles que asistía por interés en la temática y que estaba reuniendo informaciones de Internet de cómo la aplicaban en otros países, uno de ellos preguntó qué concepto tenía de la JE. A la respuesta le siguió la narración del reportaje descrito y la aseveración de que la JE no era para pegar botones. Este interlocutor le dio un matiz político-asistencialista, calificándolo de gran programa y la inversión del Gobierno; expresó que tenía 3 escuelas y que le aprobarían 3 más, lo que para él era una hazaña tener 6 escuelas con JE.
El evento comenzó y después de las excelentes y sustanciosas exposiciones de Marcos Magalhães y Axel Rivas de Brasil y Argentina, respectivamente, se le preguntó a este director de distrito, ¿tienen sus escuelas una verdadera JE?, su repuesta fue un ir y volver de su cabeza. La misma pregunta se le hizo a una exalumna, también directora de distrito, la respuesta fue “no como se ha expuesto en este seminario, todavía nos falta mucho”.
¿Qué motivaron estas respuestas desalentadoras?, evidentemente que después de escuchar qué es y cómo se está aplicando la JE en estos y otros países que narraron sus experiencias, los directores de distritos comprendieron que sus escuelas deben modificar muchos aspectos para cumplir con los verdaderos propósitos de la JE, y no sea para hacer más de lo mismo.
Un aspecto a superar es que la JE no es un programa para ir a comer varias veces al día a la escuela, como creen muchos; es un programa con una jornada matutina y otra vespertina, mediada por un descanso, en el cual se sirve un almuerzo, además del desayuno al inicio y una merienda al terminar, porque los estudiantes ingresan de 8:00 a.m. a 4:00 p.m.
El tiempo de alimentación también debe ser un espacio de aprendizaje, porque la alimentación no es el punto central del programa de JE, sino fortalecer la formación integral de los estudiantes y mejorar la calidad de los aprendizajes, entre otros propósitos.