J.R. Mateo-Contreras
De haber seguido la doctrina iniciada por von Mises, donde lo que tiene valor es aquello que pasa por el mercado y produce ingresos, nuestros próceres (cual personajes de Scott Burns) se habrían salvado solos, convencidos de que redimir al mundo no era rentable, pues requeriría largas jornadas con sueldos bajos. Esa disuasión reinante en nuestros días ha devenido en la mayor desigualdad de la historia y una espiral de muerte ecológica sin precedente. Como tónico a este estado de cosas, se me antoja parafrasear precisamente a un chileno y celebrar que el neoliberalismo (contrario a la primavera) no es inexorable.