¿Cuántos y cuáles son los poderes del Estado? La respuesta que se ha repetido con Montesquieu desde el 1748 a partir de su obra “El espíritu de las leyes”  es que son tres: Ejecutivo, Legislativo y Judicial; pero la realidad ha ido indicando y dando reales competencias a otros poderes, de igual importancia para el desarrollo de las naciones: Poder Local, municipal o estatal, Poder Electoral y el Poder de Control Estatal.

Las recientes elecciones de los Estados Unidos destacan esas otras dimensiones del Estado y su institucionalidad.

El mundo pudo finalmente  respirar y celebrar la más apropiada salida a lo que se proyectaba como una gran crisis política debido a que en los Estados Unidos el Poder Local y el Poder Electoral tienen la fortaleza institucional como para imponer lo establecido en cuanto a normas y procedimientos.

Se pudo verificar cómo cada Estado (Poder Local) tiene sus normas claramente establecidas sobre la gestión de las elecciones en sus territorios y eso se respeta. Además los  tribunales locales tienen toda la autoridad para decidir e imponer lo que corresponda, respetando siempre el derecho a disentir mediante el recurso de la apelación.

Interesante es ver además la efectividad que tiene la descentralización y desconcentración del Estado que le es propia, en la solución de problemas tan importantes como la elección de las autoridades que han de ocupar posiciones en algunos de esos poderes y de tener además la facultad de incidir en la conformación de  los demás poderes.

A partir de la exitosa experiencia reciente de los Estados Unidos en resolver eficazmente una difícil situación política  provocada por su propio Presidente, procede auscultar aún más en la naturaleza de las instancias del Estado en los países.  En nuestro caso la Junta Central Electoral no pocas veces en la historia se ha prestado para vulnerar el derecho a elegir y ser elegido; el Poder local, como poder, sigue siendo una entelequia; y muy poco efectivas han sido hasta ahora  instancias de control estatal como la Cámara de Cuentas, Contraloría y  fiscalías. No han sido tales los poderes del Estado y su separación.

De las elecciones de los Estados Unidos, destacar además que el propio presidente Trump aún en sus desvaríos no tuvo otra salida hasta ahora  que acudir a las instancias judiciales y electorales estatales a presentar sus alegatos  y cuando los medios de comunicación entendieron que podían difundir desde él mentiras o informaciones distorsionadas, se sentían con el respaldo institucional para negarlas.

Gran prueba superada ante la fortaleza institucional de los EEUU y valiosa lección para el mundo.