Ya sabemos cómo las bandas radicadas en España suman niños, niñas y adolescentes a sus filas. Sólidas investigaciones “de aquí y de allá” dan cuenta de ello. Los datos consultados muestran que cada vez son más jóvenes los menores engañados y sugestionados para entrar a un mundo de delincuencia, violencia y drogadicción del que luego les será muy difícil zafarse. Sobre este tema el equipo investigador liderado por Luis F. Cedeño (“Alumnos inmigrantes latinos en España”, 2014) nos alerta: “Los inmigrantes en general y los inmigrantes en edad escolar en particular enfrentan cargas y desafíos que los dejan en una posición vulnerable debido a su susceptibilidad a la victimización tiene serias implicaciones en su salud física y mental, y en su competencia académica”.(1)
Y cuando hablamos de jóvenes nos referimos a niñas y niños de hasta diez y once años a quienes se les atrae con `cuentos de caminos´ para luego sugestionarles y coaccionarles. Según datos publicados en la Memoria de la Fiscalía de Madrid 2020 (Ejercicio 2019): (2) “Especialmente relevante resulta el dato de los delitos de homicidio y asesinato registrados en el periodo, que han vuelto a incrementarse notablemente. Así, son 20, frente a los 12 de la pasada anualidad. Como venía sucediendo en los anteriores ejercicios, en casi la mitad de ellos se encuentran implicados menores relacionados con bandas latinas, lo que evidencia la continuidad de los enfrentamientos entre bandas juveniles rivales, hecho que igualmente se pone de relieve en el número de diligencias incoadas por delitos de lesiones (2.514), en especial con uso de instrumento peligroso (279), pertenencia a organización criminal (un total de 15), tenencia ilícita de armas (49 registros), y riñas tumultuarias (35), delitos todos ellos que han sufrido un incremento respecto de la anualidad anterior (donde se registraron 2.357, 258, 12, 35 y 29, respectivamente”.
Por otro lado, datos recabados por el segundo Observatorio de Bandas Latinas realizado por el Centro de Ayuda Cristiano -una congregación de iglesias evangélicas compuesta en un 95% por feligreses latinos- señalan que las bandas latinas en Madrid recaudan un estimado de 185 000 euros a la semana, lo que supone -según este polémico estudio- un negocio de 2 500 miembros que mueve 9 600 millones de euros (3). Para garantizar las cuotas los representantes jerarquizados de las bandas exigen aportes semanales, amenazando a sus miembros con violentas represalias.
Si la Fiscalía de Madrid señala que los homicidios en los que están envueltos estos latinos menores de edad -y ya sabemos en qué zonas nacen, se reproducen y mueren-, ¿dónde captan a estos menores si la escuela en España es obligatoria hasta el 4º de la ESO? O preguntémoslo de otro modo: ¿Está en capacidad un niño de sexto grado de primaria para enfrentarse solo a una red criminal organizada? ¿Cuenta con la protección física, la estructura familiar, el estado emocional y psicológico, los recursos lingüísticos, la comprensión del mundo necesarias para comprender lo que le está sucediendo y zafarse a tiempo? ¿Quién le protege? ¿Dispone la escuela (de aquí y de allá) de los programas preventivos, de los protocolos apropiados para niñas, niños y adolescentes?
De hecho, las bandas latinas en España tienen ramificaciones en Latinoamérica: capítulos o secciones, les llaman. Que el crimen organizado capte menores “aquí y allá” es grave de por sí, pero no hemos mencionado que las menores que caen en redes criminales también son explotadas sexualmente. Y los países que comparten este problema (que es lo mismo que decir esta responsabilidad, ¿no son capaces de articular un macro programa socioeducativo que evite las captaciones en el contexto escolar? ¿Para eso hay ideas? ¿Para eso hay dinero? Para elevar la autoestima, fortalecer las emociones, mejorar las competencias de la lectura y la escritura en las que se basa el rendimiento escolar: para eso, parece ser, no hay dinero. ¿Intención? ¿Ideas? ¿Determinación? ¿Qué hace falta para que acompañemos a nuestras niñas y niños? El lobo de los cuentos de hadas se los está comiendo, y el resto de la sociedad está mirando con una vergonzosa pasividad. ¿De qué lado estamos?
Además de recabar información en las investigaciones publicadas a las que cualquier interesada tendría acceso, durante todo el año 2021 hemos aplicado un programa de animación a la lectura y la escritura (investigación/acción) con menores privados de libertad en la República Dominicana. Son ellas y ellos quienes han compartido sus experiencias, sus miedos, sus fallos, y juntos hemos desenmascarado quiénes les fallaron durante la infancia y adolescencia. Gracias a que hemos logrado conformar una comunidad de escritura sincera, respetuosa y constante, guiada por unos planes de clase diseñados con una metodología que parece ser efectiva, le hemos acompañado a descubrir por qué han terminado privados de libertad. Como resultado, las adolescentes y los jóvenes participantes han escrito sus historias, que serán recogidas en un libro de memorias personales. Quizá esta próxima publicación nos muestre un lado de la luna que aún no hemos alcanzado a ver.
Sabemos qué condiciona, en sentido general, a un inmigrante latino en España. Y quienes llevamos media vida trabajando con estudiantes en la República Dominicana sabemos de qué pata cojea nuestra educación. Sería irresponsable que los países latinoamericanos se quieran lavar las manos. Incluso cuando estos menores sean nacionalizados o hayan nacido en España, el nivel educativo de la persona a cargo (sea madre, padre u otros familiares dentro de esa constelación familiar), influye en la formación del niño y la niña. Es obvio que este problema no se va a erradicar echándonos unos a otros la pelota caliente. La única forma de hacerle frente a este monstruo de siete cabezas es articular planes de acción desde distintos sectores de la sociedad, sea latina, española o marciana.
Y en lo que se refiere las políticas de Estado del gobierno de la República Dominicana, se supone que las acciones (desde el Ministerio de Relaciones Exteriores) debe garantizar el desarrollo integral de la nación dominicana donde quiera que esté. Con esta convicción buscamos acercamiento al Instituto de Dominicanas y Dominicanos en el Exterior (INDEX), en la persona de su coordinador en España, Carlos Núñez, así como con la Embajada Dominicana en España.
En septiembre nuestro embajador, Juan Bolívar Díaz, tuvo la cortesía de recibirnos en su despacho y conocer el resultado de la investigación que nos ha servido de punto de partida para diseñar una propuesta de animación a la lectura y la escritura a ser aplicada en escuelas ubicadas en zonas clave de Madrid. Con estos divertidos encuentros “autora/estudiante” perseguimos desarrollar el pensamiento crítico, fortalecer la autoestima, promover la autorregulación y estimular el fortalecimiento de los lazos familiares; todos estos aspectos son fundamentales para evitar la captación de los participantes en estas bandas violentas que les ofrecen un falso sentimiento de pertenencia y seguridad.
Notas
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Alumnos inmigrantes latinos en España (2014). Cedeño, Luis F. Martínez Arias; María del Rosario; Bueno Álvarez, José Antonio. Electronic journal of research in educational psychology Vol. 12 Núm. 34 Pág. 803-834