Nueva York.-Rafael Antonio Jarvis, un cocolo de San Pedro, le arrendó tierras al Consejo Estatal del Azúcar (CEA) frente a la Zona Franca, ahí construyó su restaurant “El Cañaveral”. El negocio no arrancó, y a principios de los 90 Jarvis se lo arrendó a la corporación Avícola Almíbar, que instaló un exitoso Pica Pollo Victorina

En 1997, el Presidente Leonel Fernández, mediante decreto, autorizó que el CEA le vendiera las tierras a Jarvis, pero él enfermó y murió. Avícola Almíbar no pagó más renta, se confabuló con mafiosos del CEA y se apropiaron todo.

La mafia del CEA en el gobierno de Fernández y Avícola Almíbar le robaron a un  cocolo muerto, y estafaron a su viuda con tres niños. Esa es una infamia mayúscula, más que ilegal, es un pecado.

Alma Teresa Vázquez viuda Jarvis, tras 19 años litigando, logró que la Suprema Corte de Justicia fallara el expediente número  20154436 contra Avícola Almíbar. Ella sólo podrá reclamar renta atrasada, el CEA, violando el decreto presidencial, le vendió las tierras, con título de propiedad, a la Avícola Almíbar.

Vendiéndole la misma tierra a varias personas el CEA parió nuevos delitos. Robarle al Estado es corrupción, pero usar el gobierno para ejercer la delincuencia común y corriente, vulgar y silvestre, es absolutamente novedoso, merece su propia tipificación criminal.

Usan el poder del Estado para estafar gente honesta.

El CEA estafó a miles de petromacorisanos, con millones de pesos, sin entregarles las tierras prometidas, esa gente hará su propia justicia, se perpetuará la violencia.

La cuestión es mucho más compleja, con el Estado controlado por delincuentes, no hay formas institucionales de sacarlos del poder, porque los delincuentes no respetarán resultados electorales.

El CEA es un reflejo de todo el gobierno, nuestra “democracia representativa” degeneró en una asquerosa “componendocracia representativa”.

Ojalá encontremos una salida pacífica.