¿Qué le pasa a los conductores? ¿Es una carrera constante, o simplemente no les interesa el andar de los demás? Me refiero a la formación en vialidad del conductor dominicano, que deja mucho que desear cuando se observa su desenvolvimiento en el cotidiano andar de la ciudad.

Esto viene a cuento por una promoción que se está haciendo, al parecer para aumentar los niveles de ¨educación vial¨ a los conductores dominicanos. Según esta promoción, cada día mueren atropellados 3500 personas, y se advierte al transeúnte: ¨mire antes de cruzar¨. Como todo fenómeno social, la vialidad es un proceso complejo, y el tema no es llegar aquí y tratarlo de manera simple. Por supuesto que en una carretera, o una avenida la gente no debe estar cruzando arriesgando su vida, pero es que el conductor tampoco respeta al ciudadano que camina en la calle.

Tal vez mucha gente no se haya dado cuenta, pero desde hace mucho tiempo funcionan en nuestra ciudad capital, y puede ser que en otras ciudades secundarias como Santiago, semáforos para peatones que indican LUZ VERDE PARA PERMITIR EL CRUCE DEL PEATON. Y yo le pregunto al amigo lector, respeta usted el cruce de peatones cuando la luz verde les otorga el paso?

El problema del cruce de calles es crítico cuando se trata de una intersección y los vehículos toman la dirección perpendicular a la que llevaban. Cuando el conductor dobla, ha tomado la costumbre de no respetar ni siquiera la luz roja. Es justamente el momento en que, en la vía contraria, el peatón tiene el derecho de cruzar. Si se detienen a observar el comportamiento del conductor, se darán cuenta que la acción de doblar es tan instintiva que no se dan cuenta que pueden aprovechar la disminución de velocidad para permitir que las personas crucen la calle para luego ellos continuar su marcha. No, ellos no lo hacen así: como tienen cuatro ruedas, un volante en la mano, y el poder de atropellar al que se les crece por delante, pues ellos aceleran por delante del peatón, impidiendo su paso en una clara actitud de violencia y abuso de poder que demuestra la falta de sensibilidad, de cristiandad, de civismo y de la más mínima formación humana y en valores.

En varias oportunidades he podido encontrarme con esa conducta animal del animal humano que conduce un vehículo. Una vez iba cruzando, de nuevo en intersección, y para no disminuir la velocidad me miraron amenazantes. Hace poco, luego de encontrarme con la promoción que les comenté, y siguiendo mi camino, de nuevo en una intersección, literalmente un conductor me tiró el vehículo encima para demostrarme que como él puede atropellarme, yo debo esperar que él doble para yo cruzar la calle. Aquí no podemos decir que por accidente muere una persona al cruzar la calle. Aquí lo que ocurre es que se asesina a una persona porque me impidió el paso según mis deseos. Y ese es el nivel de educación vial que tenemos.

Por eso muchas veces, cuando cruzo la calle, les indico a los conductores que aprovechen la disminución de velocidad del viraje para permitir el cruce de los transeúntes que permita la continuación de su marcha tras de ellos, en lugar de pasarles por delante impidiéndoles el paso. Me parece que se demuestra que somos personas educadas, con niveles apropiados de sensibilidad, y hasta de avance en una sociedad llena de malos ejemplos y que pide a gritos y necesita urgentemente que alguien haga algo para que las situaciones apremiantes que vivimos cambien. Por qué no hacerlo cada uno de nosotros en lo que pueda? No me gusta hacer comparaciones, pero estando de visita en Santiago de Chile pude asombrarme, y disfrutar de la educación vial en esa ciudad: las personas cruzan solo por las líneas de peatones, pero si una persona se acerca a ese espacio, los conductores inmediatamente se detienen para permitir el paso. Y esperan pacientemente hasta que las personas crucen. Como les decía, a pesar de ser un fenómeno complejo, también es materia de educación y civilidad vial. Hagamos nuestro pequeño esfuerzo.