César Rodríguez Barroso nació en San Francisco de Macorís, el 1 de julio de 1941. Inició el ejercicio de vocación literaria escribiendo prosas y versos desde los albores de su adolescencia. Su primera publicación, un poema de contenido social, apareció en el periódico La Información de Santiago, en el año 1966. Para esa misma época otros poemas suyos fueron publicados en otros diarios locales y nacionales.
César Rodríguez Barroso fue cofundador de las sociedades culturales Juan Pablo Duarte y Amantes de las Bellas Artes y las Letras, entre los años de 1965-1966 y1967-1968, respectivamente. Además ha prologado y comentado diversas obras de autores nacionales.
A pesar de que Barroso lleva décadas en el quehacer poético, sus publicaciones son muy escasas, debido, como todos sabemos, a las dificultades de publicación por las que atraviesan la mayoría de nuestros creadores.
En el año 2008, la Fundación para la Acción Comunitaria (FUNDACOM) celebró un concurso de literatura con motivo del 230 aniversario de la fundación del municipio de San Francisco de Macorís. En el mismo, el poeta Luis Mena Collado mereció el primer lugar, y el segundo correspondió a César Rodríguez, con su poemario Huellas del silencio.
La antología con los trabajos ganadores fue publicada al año al año siguiente, es decir en el 2009. En ese mismo año, por gestiones del poeta Noé Zayas y su editora Ángeles de Fierro, la Secretaría de Estado de Cultura y la Editora Nacional, hicieron posible la publicación del libro del libro Raíces del tiempo, de la autoría de César Rodríguez.
En el año 2012, la Fundación para la Acción Comunitaria (FUNDACOM) convocó al Segundo Concurso de Literatura que debió celebrase en el año 2009, es decir, con motivo del 231 aniversario de la fundación del municipio de San Francisco de Macorís. Esta versión venía enriquecida con el renglón cuento. En el renglón poesía César Rodríguez Barroso mereció el Primer Premio con el libro Anochece en los jardines.
El resto de la obra de Barroso permanece inédita, incluyendo un importante ensayo acerca la destacada labor pedagógica desarrollada en esta ciudad de El Jaya por la eminente educadora Filomena Gómez Hernández.
En Rodríguez Barroso casi toda su creación poética es una apelación al desarrollo de la consciencia de lo que él llama “el hombre dormido”. Este hombre, que según el poeta constituye la gran mayoría de la humanidad, es aquel que hace prevalecer sus bajos instintos carnales, sensuales, así como su apelación a la muerte y a la “vulgaridad de la forma”, parafraseando a la poetisa Yocelyn Valdez. Este “hombre dormido” es quien provoca y fomenta los ruidos innecesarios, el que ejerce la política para beneficio personal en detrimento de las grandes mayorías que han depositado su confianza en él. Este es el mismo hombre que corrompe el ambiente, por ignorancia o desmedido afán de lucro, en perjuicio de sus semejantes. Este es el mismo ser que no escucha la supra melodía del silencio, que tiene oídos sordos para el regalo melódico de las aves, que no vibra con el lenguaje de la poesía ni se acomoda a ninguna mística de mejoramiento personal ni colectivo. etc.
Hay palabras que atraviesan casi todo el discurso poético de Barroso: silencio, noche-oscuridad, luz. Silencio para escuchar el leguaje secreto de la belleza; noche que casi siempre expresa el submundo de lo sórdido y deshumanizante; luz que siempre expresa pureza del alma, sinceridad, buena voluntad, etc.
Los dejo con este poema de César Rodríguez Barroso, el cual forma parte de su libro Anochece en los jardines.
Los ojos del pasado
He caminado hasta donde nace la esperanza,
mi canto se mece en el viento
y observa la noche con pupilas de luz.
Y puede ver un alfabeto pleno de silencio;
sílabas rotas, sonrisa inerte, amanecer sin aurora,
ausencia de palabras para formar una canción.
La luz muerde las tinieblas al rozar
en el verso aletargado de algún poema
que atesora lo que olvidó decir la esfinge en su quietud.
Interrogaré al silencio de la noche
y cortaré las horas de afanes imprecisos.
Ya no quiero sentir el fardo de los días que han muerto,
ni morder el silencio en lo desconocido.
Saltaré más allá del tiempo
sobre el ave inmensa del espacio,
y gritaré que soy un mundo de conjeturas
donde soplan los vientos;
Y que fui como río sin cauce que corrió
ignorando adonde ir;
y que soy fragmento de cosas olvidadas.