La escuela, además de ser un espacio físico para educar a niños,  adolescentes y adultos, es un espacio de interacción humana y una fuente de socialización donde se construyen relaciones que impactan la vida de las personas.

Actualmente se afirma que las escuelas no son lugares para la enseñanza, sino para el aprendizaje. Y los docentes son los guías para enseñar a los estudiantes a aprender. Asimismo, que el conocimiento y el aprendizaje están en todas partes y en cualquier lugar. Y que la educación informal crece respecto a la formal, por lo que hoy también se afirma que los estudiantes se desconectan en la escuela y se activan fuera de ella. Por lo cual, ésta debe concebirse como un espacio donde confluyan el aprendizaje formal y el informal.

En el lenguaje común se emplea la palabra extracurricular para referirse a las actividades que se realizan en la escuela fuera del horario regular. Y el diccionario de la RAE se refiere al adjetivo extracurricular expresando: “Que no pertenece a un currículo o no está incluido en él”. Esto genera que se hable de lo curricular y extracurricular, de lo escolar y extraescolar, porque las actividades educativas se organizan unas para estudiantes, otras con estudiantes y otras para la comunidad.

Los autores Shulruf, Tumen y Tolley sostienen que “Las actividades extracurriculares son consideradas como parte de la responsabilidad de una escuela para proporcionar una educación equilibrada”. Mientras que para Galli son “un grupo de experiencias y estímulos que reciben los estudiantes de manera informal”. Vistas así, las actividades extracurriculares (AE) son aquellas que se ofertan en la escuela sin carácter obligatorio.

En cambio, Rosa María Torres en su artículo ¿Curricular y extracurricular? dice: “Las comprensiones atrasadas y estrechas de lo que es el currículum y, a partir de ahí, la separación entre lo considerado curricular y lo considerado extracurricular, se repiten con asombrosa similitud en el mundo entero, en la enseñanza pública y en la privada”.

Una visión amplia y abierta del curriculum conduce a eliminar la dicotomía curricular/extracurricular, englobando todas las actividades en el curriculum que desarrolla la escuela. Esto evita que actividades importantes e interesantes se clasifiquen como extracurriculares, y en las cuales no participarían todos los estudiantes generando diferencias que afectan su formación integral. De ahí la importancia de elaborar los proyectos de Centro y Curricular.

El interés por las AE no es nuevo. Existen informes anteriores a 1900 de autores estadunidenses que se oponían a su desarrollo, porque “eran perjudiciales para el desarrollo de los estudiantes”. Sin embargo, el interés por ellas fue en aumento y estudios recientes demuestran que la participación en AE beneficia el nivel de autoestima, la reducción de la depresión y favorecen el aprendizaje escolar.

También hay evidencias de que los estudiantes adolescentes que practican AE tienen una mayor y más significativa participación en la escuela, contribuyendo así a un mayor nivel de motivación, a un bajo nivel de ausentismo y a resultados favorables en las evaluaciones.

El crecimiento de la práctica de estas actividades se debe principalmente a intereses económicos y familiares, que prefieren que sus niños y jóvenes permanezcan el mayor tiempo posible en un ambiente adecuado, seguro y donde aprendan valores y contenidos.

La sociedad dominicana se queja de que en las escuelas públicas, y hasta en muchas privadas, se aprende poco. Este sin sentido está en la base de una práctica pedagógica light que permite terminar la hora de clase sin que los estudiantes aprendieran casi nada. Está también, entre otros aspectos, en la  inaceptable práctica de ausentismo docente que tradicionalmente se sostuvo con la complicidad sindical de la ADP, reconociendo que últimamente hubo mejoras.

Las escuelas con jornada extendida separan la mañana para las asignaturas prescritas en el curriculum y la tarde para actividades denominadas extracurriculares. Es imperativo definir y/o revisar estas AE, porque es diferente aprender macramé en unas y un deporte, música, teatro o reforzar conocimientos de las áreas básicas, en otras.