Más que sobre usada la frase, que pudiéramos calificar de irónico amargue, de que “todos somos iguales ante la ley…pero algunos resultan ser más iguales que el resto”.

Por Internet y las redes sociales ha estado circulando profusamente un video donde un joven, en actitud agresiva y descompuesta, baña con los peores insultos a un agente de AMET, que lo requirió por supuestamente haber violado la luz roja, que en término de la ley de tránsito es de las peores infracciones en que se puede incurrir con un alto riesgo de provocar un accidente.

Previo al duro ataque verbal, el irascible joven, siempre bajo la clásica premisa de ¿usted no sabe quién soy yo?, incurrió en una agresión física al pasarle por encima de un pie al agente de tránsito una de las gomas de su vehículo, ocasionándole una lesión que posteriormente requirió le fuese enyesado.

¿Protagonista del penoso incidente? Un hijo de la pintoresca ex gobernadora de Santiago, doña Rosa Fadul, que en su momento, muchos todavía recuerdan, tuvo una sonada intervención pública en “El Gordo de la Semana”, la cual por sus ocurrentes respuestas y revelaciones  provocó constantes estallidos risa en el inolvidable Freddy Beras Goico, provocando un efecto contagioso en los televidentes que tuvimos oportunidad de disfrutar del episodio de inesperada comicidad.

No fue de chiste esta vez. Su vástago resultó apresado…pero no por mucho tiempo. No solo fue puesto en libertad en breve sino que y, aquí viene lo más asombroso, el lesionado agente de AMET, con su pie enyesado, retiró la querella contra su agresor mediante un acta notarial como para que quedara bien sellada su insólita decisión. Uno de sus superiores se apresuró a asegurar a los periodistas que en ningún momento había sido presionado. No debió perder el tiempo en ese esfuerzo inútil. Por más que lo jure ante la Biblia o el Corán, nadie lo va a creer.

Pregunta obligada: si un agente de la autoridad, como en este caso, desiste de la querella contra un ciudadano que lo irrespeta de palabra, agrede y lesiona de obra en acto de servicio y cumplimiento de la ley ¿exime al agresor de su responsabilidad legal? ¿No se trata en este caso de un delito de orden público, perseguible de oficio? ¿No está obligada la fiscalía a instrumentar el expediente acusatorio y someterlo a la Justicia? ¿Se va a proceder en este caso conforme a la ley, o se le va a echar tierra al asunto por tratarse de “¿usted no sabe quien soy yo?”. ¿Puede el jefe de AMET permanecer indiferente ante esta burla a la autoridad y la integridad física y moral de uno de sus agentes que tan solo trató de cumplir con su deber?  ¿Podrá alguien reprocharle que en lo sucesivo antes de reportar una infracción, pregunte al responsable: “dígame quien es usted”.

Después del incidente, el responsable pidió excusas en otro video. Se le reconoce…pero no basta. Tiene que haber algún tipo de reparación adicional, aunque sea trabajo comunitario como se ha sugerido. Sería lo menos.  La agresión a la autoridad y el penoso espectáculo que brindó,  no se compesa con una simple excusa.  El responsable tiene que cobrar conciencia y la ciudadanía constancia de que trátese de quien se trate, del Presidente de la República hasta la persona más humilde, tienen que ser respetuosos de la ley y la autoridad cuando hace uso de la misma en ejercicio legítimo y que la violación de la primera y el desconocimiento de la segunda, comportan sanción.

No hay que preguntarse ni preguntar cuál sería el proceder en caso de que la parte involucrada hubiese sido un ciudadano común y corriente, sin privilegios que lo arropen. Menos aún, si se tratase de un excluido social, el tradicional hijo de Machepa.

¡Ah, paisito este colocado en el mismo trayecto del sol como figura en el inolvidable poema del insigne Pedro Mir, donde todos somos iguales ante la ley…aunque algunos, a todas luces, resultan mucho más iguales que el resto¡