La gente del Paleolítico Superior era feliz: hombres y mujeres andaban desnudos y nadie era propiedad de nadie; comían lo que aparecía en los arboles, en los ríos y en el mar no profundo, o lo que cazaban colectivamente con flechas, lanzas y garrotes; dormían en cualquier cueva, y en las noches frías se calentaban con leña que encendían como se pudiera; entre todos se defendían eficientemente de los animales depredadores: tigres, hienas, leones, serpientes y elefantes salvajes…Pero, por suerte para ellos, no existían los políticos, de los que no hubieran podido defenderse. (¡La verdad es que provocan tremenda envidia!).