La Comisión Política del PRD acordó la noche del martes rechazar la expulsión del ex presidente Hipólito Mejía; el presidente en funciones, Andrés Bautista, así como la suspensión por dos años de Orlando Jorge Mera y de Geanilda Vásquez.

Entre otras medidas, también aprobó la próxima convención ordinaria para elegir las autoridades el próximo 21 de julio de este año, remitir al CEN la reforma de los estatutos del PRD, exigir la aprobación de la ley de partidos y de gobernabilidad fiscal.

Esa reunión en particular confirma una vez más la necesidad de que dicho partido predique con los hechos, dando un ejemplo de democracia más, en medio de la turbulencia que genera la actitud revanchista, divisionista, oportunista y peligrosa de Miguel Vargas Maldonado y sus seguidores.

La consigna es y debe ser no dejar el camino abierto a una pandilla de facinerosos, tanto los de quinta columna dentro del PRD, como los del partido en el gobierno, quienes sólo piensan en su bienestar personal

Con más de 70 años de existencia, el PRD –que es parte del alma nacional, porque casi todos y por distintos motivos en algún momento de la vida nacional hemos sido perredeístas– no puede darse el lujo de continuar dando tumbos sin un plan de acción para hacerle frente a la dictadura del PLD con una verdadera y genuina oposición democrática.

Hay que obligar por todos los medios que quienes detentan el poder al presente en la República Dominicana, ya sea en el gobierno o en los partidos políticos, naveguen por aguas de legalidad y de transparencia ejemplar, y mantener a toda costa el sistema de partidos.

La reunión de la Comisión Política y sus decisiones constituyen una buena noticia, llena de esperanzas, la cual debe tener el apoyo de todos los que aspiramos a tener y vivir en un país de raíces y conductas esencialmente democráticas, en nuestra propia versión vernácula.

La consigna es y debe ser no dejar el camino abierto a una pandilla de facinerosos, tanto los de quinta columna dentro del PRD, como los del partido en el gobierno, quienes sólo piensan en su bienestar personal y en aumentar su chequera personal a costilla del erario público y de la manera más impúdica.

Hipólito Mejía no sólo tiene el apoyo de sus compañeros dentro del partido, sino también el aval y el mandato de más de dos millones de dominicanos quienes en las pasadas elecciones vieron en él la encarnación de un sentir nacional contra la impunidad, la corrupción, el dispendio y el freno al actual deterioro ético y moral de la nación.

Ya es tiempo de que la parte sana del PRD asuma la responsabilidad que una vez más le depara la historia, le reclama el destino y le exigen las circunstancias de la nación. Lo demás, es agua pasada por el molino…