Entre las prácticas más curiosas de la hipocresía, hay una que inevitablemente lleva a la risa, pues evidencia la carencia de autenticidad de quien la ejerce, sea en días de muchos bombillitos, en momentos luctuosos o en fechas de guardar, y es cuando cualquier político ateo de larga data, que fuera  teorizante del materialismo histórico y sustentador del pensamiento del camarada Mao, hoy finge cara de fiel creyente y le pide a Dios, por ejemplo y a propósito, que acoja el alma de Juanito Sport. (Eso sí, nunca lo verás comulgar y mucho menos confesar sus graves pecados ante nadie, sea curita o Papa).