Uno se sienta a pensar en lo que quiere escribir y cree que es interesante hablar de la relación entre los intelectuales y las dictaduras o sobre aquellos gobiernos de falsas democracias donde los profesionales y los académicos tienen la función de legitimar racionalmente las contradicciones que se observan entre hechos y discursos, pero la vida da de que hablar y hechos distintos y así se presentaron los acontecimientos de Charlottesville, Virginia, Estados Unidos de América.

Dice la noticia que grupos que abogan por la supremacía blanca hicieron protesta en Charlottesville porque iban a quitar una estatua del General Lee. El general Robert E. Lee fue un general confederado estadounidense, que se negó a ser general de la Unión y perdió la guerra como jefe de las tropas de los estados del Sur que estuvieron en guerra con la misma Unión, y tuvo que rendirse ante Ulysses S. Grant. La derrota del general Lee se celebra más porque significó la unidad de los Estados Unidos de América antes que el hecho de que los estados del Sur fueran en ese entonces esclavistas y en los cuales se abolió la esclavitud.

Se habla de supremacía blanca, no de racismo, por la carga que en el presente tiene este concepto, en cuyo nombre se escriben enormes párrafos para defender tez y sus colores, al margen con frecuencia de la condena de aquellos que consideran que hablar de sus crímenes desde el poder y desde las multitudes es una condena por un asunto de raza. Cuando se habla de raza, que es un concepto artificial, muchas veces se pretende ocultar la realidad a través del discurso, pero en el caso de la palabra supremacía se quiere ocultar que en los Estados Unidos hay racismo o por lo menos se quiere hablar del tema sin usar la palabra raza.

Todos los hombres deben ser medido dentro de su tiempo y nadie debe valorar sus acciones y modo de pensar fuera de su contexto, pero si yo fuera quien midiera las cosas, Lee en Charlottesville no tuviera una estatua y Lincoln en Santo Domingo de Guzmán, ciudad primada de América, no tuviera una calle, y mucho menos Churchill, aunque ganara la segunda guerra mundial

Los Estados Unidos de América tienen un Sur profundo que en esa nación se ha llamado el “Bajo Sur” donde están los estados de Alabama, Florida, Georgia, Luisiana, Mississippi Carolina del Sur y Texas que formaron los Estados Confederados de América” y al inicio de la guerra civil también formaban parte de estos Virginia, Arkansas Carolina del Norte y Tennessee que formaron la nueva Confederación. Antes de Lincoln asumir la presidencia de los Estados Unidos este Sur se sentía amenazado porque el Norte controlaba el Congreso y para ellos eran signos de tormentas y empezaron los argumentos falsos que hoy le llaman posverdad. Entonces era frecuente que político y pastores sureños dijeran que los negros estaban controlando el Sur, que los matrimonios interraciales eran más frecuentes y lo de siempre, que los negros violaban mujeres blancas.

Si la estatua Charlottesville del general Lee hubiese sido de Abraham Lincoln nadie hubiera pedido removerla, pues Lincoln además de ser un ídolo alevosamente muerto en un escenario distinto al de los combates del teatro de guerra fue el vencedor y es un héroe porque mantuvo la unidad entre los estados de la Unión que Lee quería destruir.

Lincoln no ha sido un héroe porque liberó a los esclavos en los estados en rebeldía, él sólo los expropio como se confiscan todas las cosas propiedad del enemigo en situaciones de guerra. Esto plateó un dilema entre lo moral y lo jurídico, pues expropiar a los esclavos como botín de guerra era reconocer que eran cosas propiedad de los otros que eran enemigos y reconocerlo como tales era al mismo tiempo un reconocimiento legal de la esclavitud y de los esclavos como propiedades no como personas.

Lincoln rechazaba la esclavitud, pero abolirla no fue su principal objetivo ni darles a los esclavos igualdad de derechos. En su respuesta al editorial del New York Tribune, escrito por su director Horace Greely, titulado: “La oración de los veinte millones”, Lincoln dijo: «Mi objeto supremo es salvar a la Unión no lo es salvar o destruir la esclavitud. Si yo pudiera salvar a la Unión sin liberar ningún esclavo, así lo haría; y si pudiera salvarla libertando a todos los esclavos, también lo haría; y si yo pudiera salvarla liberando algunos y abandonando a otros, también haría eso».

Greeley en su editorial asumía que hablaba por los veinte millones de habitantes del Norte que siendo fieles a la Unión pedían la abolición de la esclavitud y acusaba a Lincoln de ser desastrosamente negligente en sus esfuerzos por acabar con la esclavitud, también lo acusaba de tibio en las confiscaciones de esclavos. El New York Tribune fue un periódico singular que encargaba artículos a Carlos Marx, quien actuó como su corresponsal en Europa. También escribió en él Federico Engels

El presidente Richard M. Nixon, de cuya inteligencia dudar jamás se pudo, cuenta en su libro “Líderes”, que Chou En-lai o Zhou Enlai, líder chino que siempre estuvo a la sombra de Mao Tse Tung o Mao Zedong, decía que Lincoln libró la guerra civil para emancipar a los esclavos y que por eso contó con el apoyo del pueblo y triunfó. Nixon acotaba que Lincoln no hizo la guerra para liberar a los esclavos sino para lograr que los estados del Sur se integraran de nuevo a la Unión. Su proclama de emancipación -dice Nixon- fue una maniobra táctica que liberó a los esclavos solamente de los estados rebeldes, pero no en los fronterizos que habían permanecido dentro de la Unión.

En un marcado interés por la historia de los Estados Unidos, Winston Churchill, señalaba Nixon, que en una de sus visitas a los Estados Unidos, cuando estaban en una cena de hombres solos, que hoy debe sonar machista y patriarcal, decía que en su opinión Robert E. Lee fue uno de los más grandes hombres de la historia americana y uno de los mejores generales de todos los tiempos.

En la ciudad de Santo Domingo Churchill tiene una avenida que no merece, ya que era un racista, que libró la guerra contra Hitler para salvar a Inglaterra, su reino y su imperio, no para salvar el mundo. Decía Churchill de Mahatma Gandhi en tono de ironía y burla, que daba nauseas ver al Sr. Gandhi, un faquir sedicioso que sube medio desnudo las escaleras del palacio del virrey, para hablar de igual a igual con el representante del rey-emperador. No estaba Gandhi en Inglaterra, sino en la India, su país, y no podía hablar, según Churchill, de igual a igual con el virrey representante del rey y emperador inglés.

La diferencia entre Lincoln y Lee es la del vencido y el vencedor, y que uno rechazaba la esclavitud, pero por razones pragmáticas sólo la abolía si era útil para mantener la Unión. En el sentido que hoy damos a la palabra Lincoln y Lee eran dos racistas, sólo que el segundo era peor porque también era esclavista, aunque mucho señalan que no, pues dicen que tenía un plan para abolir la esclavitud, pero peleo en la guerra civil en contra de que eso fuera practicable, aunque digan que sólo era contrario a Lincoln y sólo quería separarse de la Unión.

Todos los hombres deben ser medido dentro de su tiempo y nadie debe valorar sus acciones y modo de pensar fuera de su contexto, pero si yo fuera quien midiera las cosas, Lee en Charlottesville no tuviera una estatua y Lincoln en Santo Domingo de Guzmán, ciudad primada de América, no tuviera una calle, y mucho menos Churchill, aunque ganara la segunda guerra mundial.