(A la memoria de un gran  hombre  e  insigne militar)

En junio de 1963, el    director de la Academia Militar Batalla de las Carreras, recibió la información de  que se gestaba  un golpe de Estado contra el gobierno constitucional  del presidente  Bosch,

“No.  No lo permitiremos; hay que respetar la voluntad popular y la Constitucion de la Republica”, fue la contundente respuesta   del coronel Rafael Fernández Domínguez  quien, a partir de ese momento, marcó su destino y  el de muchos otros.   Alrededor de ese objetivo convocó  a un selecto grupo de  oficiales, dando inicio a lo que conocemos como Movimiento  Militar Constitucionalista, que demostró, entre otras cosas,  la importancia del respaldo  militar a la Constitución y  a los procesos democráticos de nuestros pueblos.  A partir de entonces, los golpes de Estado a gobiernos constitucionales serían cada vez mas difíciles de concretar.

El  19 de mayo de 1980, pusimos en circulación  el libro “Coronel Fernández Domínguez, Fundador del Movimiento Militar Constitucionalista”, para que  el pueblo dominicano conociera su vida,  hasta ese momento desconocida.

Imposible no invitar al coronel Miguel A. Hernando Ramírez, quien desde  de la década de los sesenta fue  compañero y amigo entrañable   de Rafael.  Juntos,  estaban decididos a  erradicar de los cuarteles la indisciplina, la corrupción y la violación a los reglamentos militares. Pretendían  desplazar lo que se  conocía como  “vieja guardia trujillista”, con el propósito  de dar inicio a la profesionalización de las Fuerzas Armadas.

El general Miguel Ángel Hernándo Ramírez falleció el día 30 de julio de 2012 a la edad de 82 años

El coronel Hernando Ramírez fue una  bujía inspiradora para el  coronel Fernández Domínguez. Llevó sobre sus hombros el peso de  grandes responsabilidades; digno, honrado, valiente y responsable,  en él,   la grandeza encontró un lugar ideal para exaltarse.

El coronel Hernando  fue la persona que  Fernández Domínguez sugirió a Bosch para ocupar la jefatura  de las Fuerzas Armadas,  intentando ambos,  contrarrestar la conspiracion contra el  gobierno.   Hernando Ramírez se encontraba en Panama realizando el curso de Estado Mayor y habia que esperar.    De la idoneidad del nombramiento,  Fernández Domínguez  había hablado meses antes  con el profesor Bosch  cuando, convencido de que éste sería el próximo presidente de la Republica, vió la posibilidad de iniciar los trabajos de reestructuración de las Fuerzas Armadas Dominicanas. Así se lo manifestó a Juan Bosch.   Nadie mejor que el coronel Miguel Ángel Hernando Ramírez para dirigir  y concretar estos planes.

Es así,   que cuando Fernández Domínguez fue  extrañado  de su país,    a pocos días del derrocamiento del gobierno constitucional,   que trató de evitar sin éxito, no dudó en contactar a  Hernando Ramírez, para que asumiera    la dirección del movimiento mientras él se encontraba forzosamente fuera del país.   En  junio de 1964,  Fernández  desde Madrid y Hernando desde  Santo Domingo,  se encontraron  en   Puerto Rico para entrevistarse con Bosch  a quien  Fernández Domínguez debía presentarle y recomendarle personalmente,  a este respetado oficial.

Pasaron los años…

El  coronel Hernando Ramírez asistió a  la puesta en circulación del libro por expresa invitación mía. También invité a don Antonio Guzmán,  en ese entonces Presidente  de la República, gran amigo mío y  admirador de Rafael, enterándolo de los detalles de la actividad.

Hernando Ramírez había llegado al país apenas un año antes, tras un exilio de 13 años y durante el acto hizo uso de la palabra para referirse a las cualidades de Fernández Domínguez  a quien calificó como “el mejor oficial dominicano”.

Temprano  al otro día,   el coronel Hernando Ramírez fue requerido por la Jefatura   de las Fuerzas Armadas con el alegato de no haber pedido  permiso para asistir al acto, que calificó de político,  y para que explicara sus pronunciamientos acerca del coronel Fernández Domínguez.   El coronel Hernando reiteró ante su superior lo que opinó sobre su amigo.  Horas despues,  estaba  cancelado como oficial de las Fuerzas Armadas Dominicanas.

Yo escribi una carta a don Antonio  quejándome por tan drástica decision.  Pensé, ingenua,  que informarle era suficiente. Fue un error. Años despues  Don Antonio y yo hablamos del tema.  Traté de entenderlo, pero nuestra relación nunca se quebró.

Este fue   uno de los tantos momentos difíciles de mi vida.  No fueron pocas las noches que pasé en vela sintiéndome culpable por lo sucedido y sólo ánimos recibí de este  hombre que, en tan duras circunstancias, mostró una entereza y dignidad propia de seres humanos excepcionales.

A la pregunta del periodista  Carlos Cepeda, de si él, Hernando Ramirez, estaría dispuesto a asumir la defensa  del gobierno constitucional que presidía Guzmán, (el  gobierno que lo había separado de las filas militares), con  la misma  decisión  que adoptara años antes en defensa del gobierno  de   Bosch,  el coronel Hernando respondió con esta frase: ”Por la constitucionalidad muero yo en este país”.

Pasaron  los años pero el coronel Hernando Ramírez  siempre fue  el mismo hombre,  correcto  y sencillo que yo conociera hace 60  años.  Sin quejarse de su situación,   sin vanagloriarse de sus heroicas actuaciones y  sin que sus demoledoras críticas guarden, en cualquier caso, espacio para el  rencor, el coronel Hernando Ramírez mantuvo  el mismo rechazo  al atropello, a la injusticias y   a la corrupción,  ganándose el respeto y la admiración de la sociedad dominicana.

Pasaron  los años pero el coronel Hernando Ramírez nunca fue conservador y  levantó su voz, siempre  intransigente,  firme, coherente.    Sus actuaciones de ayer como militar defensor   de los mas caros intereses de la nación y de su pueblo,  son  tan dignos de respeto como el ejemplo de rectitud y hombría que demostró como civil.

Coronel, amigo del alma,  fuiste  uno de los mas bellos tesoros que me regaló la vida. De tu entereza, saco las  fuerzas para continuar…y   para terminar con dignidad.