A poco más de tres semanas de las elecciones municipales es muy importante que los electores no se dejen confundir en medio de la publicidad de la campaña y analicen las distintas propuestas para evaluar la veracidad y viabilidad de estas, a la luz del historial de los distintos candidatos y de las realidades.

Es muy fácil prometer y diseñar planes ambiciosos, pero lo difícil es cumplir y sobre todo cuando lo que se está proponiendo no es sostenible financiera o legalmente, o las ejecutorias ponen de manifiesto que algunos actores han desperdiciado oportunidades anteriores de resolver problemas o no los han abordado con responsabilidad, transparencia y honestidad.

Uno de los temas que más concentran la atención de las ofertas municipales es el relativo al tránsito y al escuchar a algunos candidatos parecería que o no están debidamente informados de las nuevas legislaciones y el ámbito limitado que tienen las alcaldías para poder aportar reales soluciones, o que no están siendo sinceros con las promesas de contundentes soluciones que están vendiendo.  La aprobación de la Ley 63-17 de Movilidad y Transporte recortó competencias de los ayuntamientos y los excluyó de la distribución de ingresos por concepto de multas y aunque creó al INTRANT como nueva autoridad rectora se mantiene una dispersión de roles y a casi tres años de haber entrado en vigencia el avance en el cumplimiento de sus disposiciones es muy bajo y el impacto en la mejoría en el caótico tránsito ha sido poco significativo.

Otro es el de los residuos sólidos, y particularmente el reciclaje de estos para lo cual resulta indispensable su separación en la fuente, pero resulta que a pesar de que en la ciudad de Santo Domingo la actual gestión de la Alcaldía cumplió su promesa, que algunos adversarios tildaron de imposible de ejecutar  la recolección nocturna de los desechos y organizar horarios de recolección, lo que tiene un impacto importante en el tránsito y en la limpieza de la ciudad, el mayor problema sigue siendo el desastre del vertedero de Duquesa destino final de dichos residuos.

En junio de 2017 el gobierno lanzó con mucha rimbombancia el proyecto “Dominicana Limpia” con el objetivo de dar solución al problema de los desechos sólidos en Santo Domingo, Santiago y La Altagracia, y mediante Resolución 0012-2018 de fecha 22 de marzo de 2018 el Ministerio de Medioambiente aprobó el cierre técnico de Duquesa y dispuso el inicio de operaciones de un nuevo relleno sanitario en un plazo no mayor de 5 años.

Por eso sorprende sobremanera que hace apenas unos días, y luego de múltiples situaciones de imposibilidad de disposición de los residuos  a causa de lluvias por las pésimas condiciones de Duquesa, se dictara el decreto 21-2020 que crea la Comisión Presidencial para la Reestructuración del Vertedero de Duquesa con la finalidad de la rehabilitación del sitio, el cierre técnico y la planificación para la construcción de un relleno sanitario para la disposición final de los residuos sólidos del Gran Santo Domingo.

Esto es una lamentable muestra de la gran distancia que existe entre prometer, hacer publicidad y dictar resoluciones y poder exhibir resultados concretos que evidencien eficiencia y oportunidad en el avance de las acciones.

Las promesas como las mentiras florecen en época de campaña, pero languidecen al contrastarlas con los hechos que la memoria histórica nos brinda para demostrarnos que la gente como las cosas no son tan buenas o bellas como a veces se dice, ni tan fieras como se pintan.  Por eso debemos comprender que no se trata de quien más prometa, sino de quien más credibilidad merezca de que cumplirá lo propuesto.