Quiérase o no, todo sistema político necesita líderes que representen las creencias, ideas y aspiraciones de la gente, esta, aquella o la otra; líderes que hablen en voz alta, que piensen y digan lo que hay que decir, que trasciendan sus propios intereses, en función de los intereses de aquellos que dicen representar. Que quede claro: una cosa es ser dirigente y otra es ser líder, y no necesariamente una cosa va con la otra. Lamentablemente ya no tenemos líderes, sino jefes de grupos societarios que buscan el poder por el poder… (Y allá, bien atrás, una irredenta y decisiva masa pobre que vota por un pica pollo y/o quinientos pesos).