Durante casi todo un año, y sobre todo en los primeros meses del 2016, la vida en la República Dominicana giró principalmente en torno a las elecciones del 15 de mayo, donde no solamente el pueblo tuvo la opción de elegir un nuevo presidente o reconfirmar al que estaba, sino también renovar las autoridades municipales en todas las provincias del país y los representantes locales ante el Congreso de la República.
Después de las tensiones y las confrontaciones que siempre acompañan nuestros procesos electorales, la gente anhelaba y suspiraba por el regreso a sus actividades normales, sin elementos de incertidumbre que entorpecieran la paz interna y la tranquilidad social.
Afortunadamente, estos 20 días transcurridos después de la fecha electoral se han encargado de ir poniendo cada cosa en su lugar y ya las elecciones no ocupan la prioridad del día, pues han cedido el puesto a la necesidad del regreso a la normalidad del trabajo, del estudio, de la realización de nuestros proyectos, individuales o colectivos. La cotidianidad de la vida nos obliga a volver a tomar el ritmo de las actividades habituales, dentro del agitado curso de la vida, donde ahora lo importante es seguir mejorando lo que se haya estado haciendo bien.
Después de las elecciones, solo cabe esperar que efectivamente el presidente siga acometiendo el exitoso plan de gobierno que viene ejecutando, con las novedades que prometió implementar para estos próximos 4 años
El país no puede quedar paralizado en la fecha del 15 de mayo pasado, ahora nos toca seguir hacia adelante, con más fe y optimismo, pues tenemos un presidente reconfirmado por la voluntad mayoritaria de la nación, y eso no tiene vuelta atrás. Creo firmemente, que como sociedad, en el plano colectivo ganamos todoscon la consolidación de nuestra democracia y en el plano individual se están creando las mejores condiciones para que los frutos del esfuerzo personal fructifiquen en progreso.
Dentro de este contexto, ya no cabeintentar recrear en el presente los traumas electorales del pasado, sin contar para ello con realidades que los justifiquen. Lo que ha ocurrido en las urnas fue lo que ya habían anticipado las encuestas, por lo cual la oposición no fue tomada por sorpresa, puesto que ya sabían lo que venía.
De modo que se sale de lo racional adoptar el comportamiento querer mantener la ciudadanía en vilo, creando un ambiente de zozobra post-electoral que contradice los deseos de nuestras grandes mayorías que votaron en paz y que desean continuar viviendo dentro de esa paz.
Este andamio de estabilidad y de paznecesariamente debe estar construido sobre la base de una cuota de repartición de responsabilidades entre las fuerzas democráticas del país, y sobre todo de aquellas que se comprometieron a acompañar al Gobierno en esta nueva etapa de pluralidad inclusiva.
En cuanto al papel que debe juzgar todavía la Junta Central Electoral, abogamos porque este organismo electoralconcluya el proceso garantizando la transparencia y la honestidad que todos esperamos, despejando las dudas que pueda haber y siendo justa y equilibrada en las soluciones de los conflictos pendientes.
Algunos de los titulares más notorios de la oposición ya se han lanzado precipitadamente a pedir la cabezadel presidente de la JCE, Dr. Roberto Rosario, como si el culpable de las malas noticias fuese el mensajero. Creemos que esto agrega otros elementos de inquietud que perturbarían el regreso a la normalidad anhelada.
Solo nos resta esperar a que sea el discurrir de los días el que se encargue de lanzar un balde de agua fría sobre las cabezas calenturientas y que la cotidianidad de la vida vaya poco a poco diluyendo el ruido de las voces agoreras e intranquilizadoras, para que esa vuelta a la normalidad finalmente se imponga.
Después de las elecciones, solo cabe esperar que efectivamente el presidente siga acometiendo el exitoso plan de gobierno que viene ejecutando, con las novedades que prometió implementar para estos próximos 4 años. Y que los ciudadanos no perdamos el vínculo creado con nuestros representantes durante la campaña en la que éstos se hicieron accesibles, saludando y abrazando a todo el mundo.
Que una vez que tomen posesión de sus cargos no se olviden de quienes los eligieron, refugiándose en frías oficinas administrativas,amuralladas por el burocratismo, la distancia y los guardaespaldas. Esperamos que se dejen ver como si estuvieran en campaña y que sus electores sigan teniendo conocimiento de ellos y de los logros que prometieron.