El Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo anunció que pondrá en vigor una normativa que regulará las operaciones y las finanzas de más de siete mil organizaciones no gubernamentales, ONG’s, que existen en el país, algunas de las cuales son desconocidas ante la opinión pública ni los objetivos de su misión que justifiquen recibir subsidios de fondos en algunos casos pagados por los contribuyentes.

La decisión tiene lugar luego que el Centro Nacional de Fomento y Promoción de las Asociaciones sin Fines de Lucro, órgano del ministerio, hiciera la propuesta de regular las operaciones y las finanzas de unas 7-mil-238 ONG’s que existen en el país, una gran parte de ellas financiadas por gobiernos extranjeros con la misión de promover, gestionar y defender determinados intereses.

La medida del MEPyD pretende garantizar el cumplimiento de disposiciones que rigen el sector, contenidas en la Ley 122-05. La normativa, en caso de ser aprobada y puesta en vigor, sería fruto de un encuentro y aportes de la Cámara de Cuentas, la Contraloría General y las direcciones generales de Impuestos Internos y de Presupuesto.

La regulación también contribuiría a unificar el sistema de rendición de cuentas de las ONG’s, sus solicitudes de fondos, y el acceso al nuevo sistema de Gestión de la Información, en momentos en que la administración del presidente Danilo Medina intensifica los esfuerzos para que la transparencia sea una realidad dentro y fuera del Gobierno.

¿Qué son, qué hacen y cómo funcionan las ONG’s en RD? Poca gente lo sabe. Para nadie es un secreto que muchas de ellas en el país suelen ser sumamente exigentes cuando se trata del uso debido de los fondos públicos o de reclamar derechos ajenos. Sin embargo, en muchos casos, sus prédicas y reclamos no van a tono con la realidad de sus hechos a la hora de rendir cuenta de su gestión ni de los resultados obtenidos, en claro ejemplo de doble moral.

Lo ideal sería eliminar a todas las ONG’s que no cumplen con su cometido y de paso ahorrar dinero a los contribuyentes, y determinar cuáles son sus verdaderas intenciones en el país, si están a favor o en contra de los mejores intereses de la nación, si aportan valores positivos a la familia o contribuyen a socavar los principios que sustentan la misma existencia del Estado y del pueblo dominicano.

Para lograr la transparencia necesaria en un estado de derecho resulta imprescindible que todas las partes de la sociedad, los actores principales, quienes ejecutan sus responsabilidades y los que reclaman la elusiva claridad sean ejemplo de pulcritud en su accionar y no se rasguen las vestiduras a la hora de señalar a otros, asumiendo que la viga siempre está en el ojo ajeno. Claro, resulta más fácil reclamar y exigir a los demás lo que uno no está en disposición de admitir.

Queremos y exigimos un mejor país. Es justo y necesario. Pero antes es imprescindible acabar con el ambiente de circo y el reclamo de sangre en la arena que no es del torero, al momento de exigir a otros lo que como individuo, familia, pueblo, nación y estado no estamos en la voluntad de asumir con los bríos que requieren las circunstancias que la actual hora demanda.

Vivir en democracia, aunque sea defectuosa, requiere un acto de fe y de un enorme sacrificio a la hora de exigir institucionalidad y transparencia. Hoy que tanto se habla de sobornos, de Odebrecht, de la corrupción, y de otras tantas plagas que azotan la vida nacional, como si todo ello fuera algo nunca visto, resulta muy sensato empezar por limpiar la casa propia y dar el ejemplo correcto. Lo demás son puros cuentos de montes, apellidos y caminos…