El prolífico investigador, catedrático universitario, escritor, crítico literario y bibliófilo Franklin Gutiérrez emprende en su obra Manuel de Jesús Galván. Vaivenes de una existencia revuelta  [1] un discurso  historiográfico crítico analizando una mixtura de textos y de fuentes primarias en torno a la personalidad, al ejercicio político, intelectual y como hombre de letras de Manuel de Jesús Galván, así como de su mítica obra “cumbre”.

Retoma para emprender la labor crítica/histórica  el cuestionamiento de la categoría jurídica «grado de defendibilidad de la causa», puesto que hace un escrutinio —con múltiples recursos— cual un cosmógrafo literario, sobre los valores o no, la verdad o no, de la vida “ilustre” de un hombre público y sobre la heroicidad de un personaje construido por él para darle —de acuerdo a Gutiérrez— carácter de afianzamiento a la identidad del  pueblo dominicano a partir de una imaginación, a veces, ficción lastimosa, que se fundamenta en el conveniencia de su proyecto escritural.

Manuel de Jesús Galván, autor de Enriquillo © Julio Pou. AGN

En este ensayo histórico de Gutiérrez se vislumbran dos formas, dos modos de asumir la crítica, que denominamos interpretativa: 1/ A través de «los infortunios» que, es el discurso conservador, represivo y, 2/ A través de «los naufragios» que, es el discurso imagen del sistema renacentista, para conocer el «status» (o cuestión capital de la causa) que contextualiza, y descontextualiza, para traer a la luz del  tiempo presente el «translatio» de sus argumentaciones con elementos probatorios sobre lo que problematiza:  cómo en la corriente indigenista de Hispanoamérica, Manuel de Jesús Galván se erigió en un autor del «canon» a partir de la construcción de un personaje transculturizado por la empresa de la Conquista, amplificándolo con méritos inexistentes, haciéndolo un modelo de conocimientos intelectuales, y de las virtudes cristianas trasladadas al continente.

Franklin Gutiérrez

El ensayo  de Gutiérrez es una propuesta transgresiva a la clasicidad de la tradición literaria nacional,  a la conveniencia política o no de una generación del siglo XIX  de inducir el proceso cognoscitivo de la Nación a una visión  sólo en perspectiva con el ágora  de las élites dominantes conservadoras. Así, el término “leyenda” empleado por Galván es, el indicio o señal  de que se trata de  una obra sin dimensión real  histórica. Por lo cual,  Gutiérrez  expone cómo «política y letras» Galván las une, las traduce en las concepciones que crea  sobre el ya-saber,  y el no-saber-aún,  de lo que nos han hecho creer que somos.

A través de las narraciones contenidas en las crónicas de Indias, el ensayista (Gutiérrez) demuestra  que sí son la evidencia legítima y de legitimidad para desde la «New Historicism» hacer una nueva lectura  a esa forma de escribir y acercarse al “otro” pasado colonial que nos “legó” Galván. En el ensayo se hace énfasis en la marcada tendencia de Galván  a la subordinación, y subordina —de manera interesada—el imaginario cultural-social nuestro a algo inexistente.

San Francisco. Portal del Convento donde se dice estudió Enriquillo © Hilde Domin, 1955

Gutiérrez replantea, críticamente,  esa narratología;  la descodifica desde un cuerpo irrefutable de pruebas. Ha dado el salto que otros no han hecho: Va detrás de las huellas  lingüísticas que las acciones de la naturaleza humana dejan en el tiempo,  y se hace, desde una explicación  con dimensión  multilateral,  un historiador/intérprete de los signos.  Irrumpe  para cuestionar la visión orgánica de la Historia, desde el antagonismo entre la ficción  y la no-ficción.  Coloca en crisis la autoimagen/edificada por los otros, que tenemos del pasado colonial de nuestros ancestros; atrae a la Historia para desentrañarle  sus versiones oficiales y no verdaderas. Desmantela el  recurso de la «amplificatio» de los apologistas contemporáneos de Galván —y posteriores a él— y sobre su relato mítico (de  adversidades) de intertextualidades y/o apropiaciones referenciales de otros.

Enriquillo de Manuel de Jesús Galván. Colección UNESCO. Traducción de Marcelle Auclair (París, Nagel, 1952).

Gutiérrez demuestra que Galván alteró la Historia oficial; quiso hacer verosímil una realidad que no fue; pretendió borrar el destino —verdaderamente— aciago de los taínos en este territorio del Nuevo Mundo que fue La Española. Le dio la tarea a su cacique “héroe”  de  hacernos, por partida doble, androcéntricos   e imaginistas, indigenistas y salvadores de una raza prehispánica de la cual no queda ni una muestra de ADN.

Alegoría de la Educación de Enriquillo. Tomada del libro de Manuel de J. Galván, Enriquillo. Edición de Barcelona, 1909

Casi un siglo y medio después se podría afirmar —luego de leer la obra de Gutiérrez— que Manuel de Jesús Galván es un «novelista embustero», distorsionador y que su pretendida voz autorial estuvo siempre  al servicio de la Corona española; un novelista —evidentemente— patriarcal,  que marginó  la  voz/víctima  femenina de la barbarie, el símbolo de la acción, que fue desideologizada por los cronistas, y deshomogenizada,  a diferencia de Enrique o Enriquillo: la cacica Anacaona.

Enriquillo. Imprenta Hermanos García, 1882.

El autor de Manuel de Jesús Galván. Vaivenes de una existencia revuelta desde la literatura hace la función de lector acucioso y, pone entre dicho al  orden simbólico del  patriarcalismo. Este patriarca (Galván) de la literatura indigenista decimonónica nos  ha creado, nos creó y nos ha seguido creando un conflicto en la “autoridad” de nuestra identidad ancestral. Gutiérrez se enfrascó en  cuestionar el pragmatismo de esa imposición desde el pensamiento de la intelectualidad conservadora y, tal vez, sea esa la razón —la imposición de ese pragmatismo de heroicidad— lo que ha hecho y generado que la dominicanidad tenga —al día de hoy— la perpetuidad de la tan mala conciencia de lo que somos.

La historiografía tradicional nacional, pocas veces, ha pretendido desacralizar a un autor; sí lo ha hecho con personajes políticos. Ha validado «historias con coartadas», sin embargo,  no a las «historias sin coartadas», pero pocas veces nos muestra una  historia de la recuperación de la razón de ser como Nación,  pueblo o conglomerado social.

Historias/biografías mitificadas  se continuaron  escribiendo a lo largo de todo el siglo XX. Desde las décadas del 30 al 60  fue intenso el proceso de concretar esas argumentaciones.  Pero el siglo XXI nos trae la posibilidad  de reaccionar ante las imposiciones de los mitos fundacionales de la nacionalidad, contradiciendo las aseveraciones con fuentes fidedignas.

¿Alterabilidad o diversidad? ¿Qué es el Enriquillo? ¿La imposición de un mito? ¿Quién es Galván?  ¿La antítesis de lo que debemos ser, una deformación del autor ético, un simulador de valores humanísticos? ¿Qué hacemos con el título que tiene de “novelista nacional” y de político articulado a los ejes de lo nefasto?

En los albores de la segunda década del presente siglo XXI,  aun siendo habitantes de esta media isla, no salimos del asombro, de las miradas que han manipulado nuestras uniones con el pasado, con las convenciones eclécticas que las clases sociales estipulan, en complicidad con las élites intelectuales  —entre sí— para arrojarse la categoría de perturbadores del derecho natural a la libertad y al conocimiento.

NOTA
[1] Franklin Gutiérrez.  Manuel de Jesús Galván. Vaivenes de una existencia revuelta1ra. Edición (Santo Domingo: Colección del Banco Central de la República Dominicana. Vol. 275. Serie Arte y Literatura No. 102):2020