«Los EEUU, cada vez que salvan a un pueblo lo dejan convertido en un manicomio o un cementerio» (Eduardo Galeano).
Qué pena, nunca le he creído a los gringos, ni le creeré. Quizás porque en mi credo esta, no creerle una sola palabra a los opresores ni a sus obras, ni tampoco a los oprimidos que sustentan al omnipotente que lo masacra y aplasta. Si le creo a los gringos, tengo que dejar se creer en DIOS, porque no puedo creer a quien ha mentido desde su fundación como nación y al Dios de Jesús, quien fue víctima de una ejecución del imperio romano, invasor de Palestina. A Jesús como a Venezuela, los entregaron las oligarquías de cada época. Cada una buscando cobrar sus beneficios, porque las oligarquías en cualquier parte son ventajosas, prevaricadoras, chantajistas, oportunistas, entreguistas, lacayas, sin moral, ni siquiera en las cartas juegan a perder. Producen escasez de cualquier tipo para lograr sus objetivos. Le importa mil vainas muera quien muera, porque sus capitales descansan en los bancos del imperio, y poseen un salvoconducto a cualquier destino, cuando el ajedrez no cuadra a su favor.
La Democracia es un cuento de quimera, lo saben nuestros pueblos y los abuelos acorralados por la subsistencia y la miseria. La Democracia, es una prostituta que se acuesta en cualquier cuartucho de mala muerte, para satisfacer las aberraciones sexuales de los tutumpotes, aunque los hijos de esta aventurera se mueran de hambre. A ninguno les importa. ¿Por qué hablarme de dictaduras?, esa otra cara de la democracia y de la plutocracia, que no le teme a las estadísticas de los asesinatos, desaparecidos y torturados, todo en nombre de mantener el orden establecido para los ricos, los conformistas y aduladores. Los gringos no tienen la moral para hablarnos de esas cosas.
Hay demasiadas páginas escritas y otras sin plasmar, que delatan las mentiras de las bocinas del imperio. Conocemos demasiadas trampas de los juegos jugados y perdidos, que no nos permiten confiar en quien se ha autodefinido como árbitro. Desde Cuba, República Dominicana, Venezuela, Chile, Argentina, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Perú, Uruguay, Bolivia, Brasil, Colombia, Hondura, Ecuador, Paraguay, Haití etc., hay un grito tempestuoso que acusa a USA, por haber sustentado el terror, las desapariciones, los asesinatos que enlutan aun las calles de esos pueblos y nadie ha hecho justicia. Padres sin hijos, hijos sin padres, viudas y viudos, nietos sin sus abuelitos. Madres que esperan las llegadas de sus hijos y sus maridos que no alcanzan a llegar, a pesar que pasan los años esperando. Sin hablar de Irak, Siria, Libia, Afganistán que corrieron la misma suerte, en donde la medicina ha hecho más daño que la enfermedad, porque el diagnóstico médico y las recetas vienen de un personaje que padece de un síndrome extraño de miopía, presbicia, alzhéimer y daltonismo., haciendo valer sin reserva aquello de que «Si la medicina no cura al enfermo, hay que curar la medicina para que pueda curar al enfermo» (Padre Vieira). De por sí, ya sabemos por la experiencia en sus experimentos, que las medicinas gringas no curan, agravan.
No existe una sola página en Latinoamérica de un gesto en nombre de la democracia, escrita por USA. La historia latinoamericana, desangra con sus Venas Abiertas, cada episodio vivido bajo el dolor y el fuego. La impunidad no cierra herida. No se ha podido llevar a cabo un proyecto de unificación, solidaridad, convivencia, emancipación de nuestros pueblos, porque aparecen los policías del mundo, los mensajeros del divino creador de la desgracia que certifican qué debemos pensar, qué hacer, qué ruta seguir. Bolívar, clarividente nos lo advirtió «Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar América de miseria a nombre de la Libertad». (Bolívar, Carta a Patricio Campbell, 5.8.1829).
En Venezuela hay una trama perversa contra su petróleo y sus recursos naturales y su posición estratégica. Dejemos el cuentesito manido de la libertad, la democracia, la escasez de la población, que poco importa en el buró del pentágono. Como país, a nosotros nos empujaron a ser parte de la payasada, olvidando que Duarte y Bosch la utilizaron como refugio, y no admitirían jamás el pisoteo de sus tierras, alegando pendejadas. Si alguien lo duda o la ignorancia lo turba o lo ciega, sepa que ahí se está jugando el futuro de geopolítica de Latinoamérica. Ahí están como siempre, el club de Ali babá y los 40 ladrones, rifándose el botín, y los lacayos venezolanos jugándoselas para volver al acuerdo de Tiro Fijo. Ahí están la oligarquía, los medios de comunicación made in USA que creen sus propias babosadas, y personeros de las redes sociales esa gran tribuna de los imbéciles, haciendo su papel en la gran obra de teatro, para que todos les creamos la función. Les repito, no les creo, conozco ese guión, el papel de los actores y actrices, y también el final de la obra…ah! olvidaba, además conozco hacia dónde van los fondos después que la obra termine. No todos somos tontos, estúpidos e ignorantes. Venezuela es libre y soberana y debe trillar su propio camino, haciendo uso de sus recetas. Yanqui go home!