“Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”. (Abraham Lincoln).

Con mucha propiedad el hombre que llegó a ser el mejor encuestador del mundo, Stanley Greenberg, y que trabajó para Bill Clinton, arribó a decir “el relato, la narración, es la llave de todo”. Todo lo realizado por el ser humano conlleva una narrativa porque sin el discurso que la encierra, el contenido de la épica, hace que aparezca que pierde su historia. Por eso, el hecho, la acción, la decisión y los resultados, ha de contener la dimensión de su historia, que es al mismo tiempo intrínsecamente inseparable de la narración.

Es como si narración e historia, historia –narración, se cotejaran al mismo nivel. La historia estará ahí siempre con sus actores. Todo el problema atraviesa cuando hay actores que no tienen sentido de la historia, seres primarios con jerarquía de actor, pero blasonado por los impulsos de su pasado, sin más poder que la mera voluntad. Deviene, pues, con el tiempo la entera narración de los tiempos y la colocación de su peldaño en la historia que lo contiene realmente.

El relato de las encuestas en los últimos 6 meses, de enero a junio, es que 23 firmas encuestadoras trabajaron en el mercado electoral dominicano. Esas 23 firmas realizaron alrededor de 46 sondeos. Esto quiere decir que algunas pudieron hacer 5, 4, 3 y dos sondeos en el interregno citado. Lo cual permite construir variedad de sondeos pues las comparaciones no se establecen entre firmas diferentes sino entre ellas mismas.

De esas 23 firmas solo 3 cumplieron con lo establecido en la normativa legal estipulada en la Ley 15-19 del Régimen Electoral, esbozada en los artículos 198, 199 y 200. Las encuestadoras Mark Penn/Stagwell (3 sondeos), Greenberg (2 sondeos) y Gallup/Hoy (2 investigaciones) son las que más han cumplido con la referida Ley. A decir verdad y de acuerdo con las divulgaciones de las mismas, no se han acogido explícitamente con el numeral 200.

Las encuestas son medio de investigación social, instrumentos de recolección de información, de acuerdo a lo que vamos a indagar, averiguar, buscar, de ahí su propio origen. Es un método estadístico de medición que nos sirve, coadyuva a desbrozar fenómenos económicos, sociales, políticos, culturales, religiosos, educativos, etc. Vale decir, todo lo que encierra la dinámica humana es susceptible de abordarse y develarse con esta importante herramienta de indagación, de exploración.

Como nos dijo alguna vez George Horace Gallup, el gran gurú de las encuestas como peldaño de la investigación para auscultar, para hacer la radiografía, la tomografía de una determinada realidad en un contexto determinado “podría probar a Dios estadísticamente”. Sociólogos, estadísticos, expertos en muestreo utilizan las encuestas con precisiones a través de muestras probabilísticas. Esas muestras tienen que ser eficientes. La eficiencia de una muestra está determinada en como mide fielmente la representatividad de la población o universo que desea indagar. La representatividad de la muestra en función de las características demográficas: edad, sexo, ocupación, nivel educativo, posición socioeconómica, determina su calidad y efectividad. No es el tamaño de la muestra lo que determinara la consistencia sino la representatividad del universo.

De las 23 empresas encuestadoras, 19 dieron ganador a Luis Abinader, resaltando que las tres más acreditadas: Gallup/Hoy, Mark Penn/Stagwell y Greenberg, en los 7 sondeos que realizaron, marcaron al candidato de la oposición, percibido por los electores en sus estudios. Solo 4 organizaciones destacaron a Gonzalo Castillo como favorito: CID-Latinoamericana, Sigma 2, Politic Research y Polietrics. Para el 23 de junio, CID puso 44 a Abinader y 43 a Gonzalo y Leonel: 9. Anexamos a continuación el cuadro de las 23 empresas que han estudiado el mercado electoral, con la intención del voto y la opinión y aspiraciones de los ciudadanos y ciudadanas en los análisis.

 

Como vemos, en el mes de junio, 21 empresas hicieron estudios del mercado electoral, incluyendo más de 3 que realizaron 2 y 3 sondeos. Estamos en presencia de la más alta guerra de encuestas que haya ocurrido en Dominicana desde los años 80 del siglo pasado. Una guerra de encuestas son varias empresas realizando estudios con un mismo objetivo a lo largo de un mismo periodo de tiempo, con estudio de campo que concurren cuasi simultáneamente. Hay empresas que solo sirven de instrumento de propaganda política. No son organizaciones con responsabilidad social corporativa, son sicarios, mercenarios; ofrecen resultados de acuerdo a los intereses de quien les paga. En un país donde prevalece el sexto grado de primaria y con poca reflexividad y dado a la cultura laxa de la chabacanería.

Qué pena y que vergüenza ajena ver las reacciones de políticos y comunicadores frente a los resultados de Gallup/Hoy, Greenberg, Mark Penn/Stagwell; las mismas organizaciones que acertaron en el 2012 y el 2016 cuando ganó Danilo Medina Sánchez. ¡Cuánta falta de creatividad, de inteligencia, de profesionalidad y de decencia! Las encuestas ofrecen la información que es la base de la estrategia. ¡Sin información no hay estrategia!

Hay profundas fallas morales en el marketing político actual, un verdadero desafío ético, pues cuando se trata de engañar al público con un pésimo candidato, es como lanzar un cono de culebras a una sociedad. El marketing político puede hacer de un infierno un cielo, sin embargo, el aspirante desnudado, develado, descubierto, atrapa al país en el holocausto sin trincheras. Los inventos en la Sociedad del Conocimiento, de la Información, de la sociedad de las redes, cada día tienen menos espacios. Convicciones y preparación ahogan y rupturan los inventos de laboratorios.

Walter Lippman hace ya mucho tiempo señaló que “La imagen era la forma más segura de transmitir una idea”. La imagen es algo más que apariencia física o la mera superficialidad. La imagen “es el conjunto de percepciones que generan no solo los aspectos visibles de la persona del candidato (rasgos, estética, vestimenta, posturas, gestos, mirada, peinado) sino también actitudes, su estilo de comunicación, su pasado, sus ideas y sus contextos de pertenencia familiar, profesional y partidaria”. Hoy alcanza mayor dimensión dado que las caravanas y los discursos de barricada comienzan a formar parte de la nostalgia del pasado. En la construcción de la imagen hay que superar el síndrome de Ottinger, la imagen sobreactuada y forzada.

La Video-Política requiere de ideas porque es al final de cuentas el elemento cardinal de LA POLITICA y de la democracia. La verdadera lucha electoral, más allá del clientelismo visceral, del populismo y la demagogia, deben de darse en las mentes y emociones de los ciudadanos y ciudadanas. El concepto de Video-Política de Giovanni Sartori es como surge como resultado de la transición de la política del homo sapiens (hombre que sabe) a la política del homo videns (hombre que ve). El hombre videns, nos dijo el destacado cientista social, posee una lógica empobrecida que privilegia la inmediatez de la imagen en desmedro de la reflexión a la que invita la palabra.

El corazón de toda campaña es en sí misma el propio candidato y el corazón del candidato es su imagen. Cuando esa imagen que quiere proyectar la Video-Política es contraria a la vida misma del sujeto candidato, se esfuma en la cadena de su propia derrota por más dinero que se gaste en la misma.