En serio, cuando veo a un individuo, hombre o mujer de cualquier clase social, pasándose un semáforo en rojo sin pagar ninguna consecuencia; cuando veo  los espacios públicos, sin importar categoría barrial, llenos de basura que tira la gente sin ningún miramiento; cuando veo a un hombre de cualquier formación o procedencia méandose sin ningún pudor en plena calle o carretera; cuando veo que robar energía eléctrica donde sea es un simple deporte; cuando veo toda esa masiva impunidad juro que, lleno de rabia, me dan ganas, como a muchos, de hacerme ciudadano de Tuvalu, Vanuatu, Tonga, Seychelles u otro lugar más remoto.