Hay en San Cristobal una mujer que es artífice de sus mejores sueños seculares; que se asoma a diario a las ventanas de futuro y hace coro con los dueños absolutos del porvenir; que ha sostenido la esperanza como bandera en cada periodo luminoso u obscuro de una Republica que ella ha sabido descifrar a base de tiza y pizarron. Esa mujer cargada de bondad ayer cumplió 99 años, mas de la mitad de lo que vivido esta “efigie de patas imperfectas”. Y, en medio de la celebración que le tributa su familia (San Cristobal en pleno), Gracita Barinas proclama alegremente: "¡Todavía tengo metas!".