Allantar, o ayantar, como prefieran, es una palabra, un significado literal y culturalmente dominicano. Si la buscan en el diccionario para conocer su significado, no la encontrarán. Pero me parece que no es necesario, porque todos los dominicanos sabemos lo que significa, lo que conlleva y lo que trae. Así que hoy traemos para refrescar el largo asueto, un glosario del allante, para seguir pasándola bien, repasando nuestras peculiaridades culturales. ”Ahí les va”.
Allantar: dícese de la acción del uso de tretas engañosas mediante la palabra, bien o mal elaboradas, pero finamente estructuradas para engañar a sujetos, instituciones o poblaciones con la finalidad de conseguir objetivos turbios, insanos, muchas veces ilegales o ilícitos, los cuales de una manera diáfana no se hace posible alcanzar.
Allante: es la acción de llevar a cabo un engaño mediante la treta engañosa antes mencionada, y cuyos fines malévolos, han sido alcanzados.
Allantoso: se denomina de esta forma a la persona que lleva a cabo la acción de allantar.
Amigo: dícese de la persona que se te hace cómplice en una treta engañosa, allante, infracción o acción reñida con la moral y las leyes, y mediante lo cual se alcanza entre ellos la lealtad y excelente relación social incondicional.
Amiguismo: es la asociación de malhechores conformada por grupos de amigos que viven del hecho de resolver sus asuntos mediante el allante y la violación de las leyes, pero que de esta forma consiguen alcanzar sus objetivos de mantener sus privilegios o, en su defecto, resolver la subsistencia.
Bolos: grupo de ciudadanos con una tendencia político ideológica específica y nacida de la historia del clientelismo proveniente del coloniaje, que se turna con los coludos en el alcance de sus objetivos de subsistencia a través de sus conexiones con el poder político.
¿Cambio?: es la interrogación que pudieran hacerse algunos ciudadanos al ver las diferentes, y diferencias de tendencias entre las propuestas y accionar de la Presidencia de la República, con respecto de la forma de manejo de la cosa y la gestión pública en niveles inferiores del desenvolvimiento estatal.
Coludos: el otro grupo de ciudadanos de tendencia político ideológica específica, pero al final del mismo sello, hacerse con los bienes del Estado para saquearlo y vivir de ello, y que viven en permanente conflicto, competencia y turnando con el otro grupo para llevar a cabo los mismos objetivos de saqueo estatal.
Polta mí: tendencia sociológica de actitud y respuesta conductual de la población frente a la avalancha de problemas sociales y económicos de toda la sociedad en su conjunto, que conlleva a la indiferencia con lo que ocurre y al sálvese quien pueda para resolver cada uno lo suyo.
Tigueraje: es el desenvolvimiento conductual y social del ciudadano dominicano como forma de vida, mediante la cual, y con ayuda de las técnicas del allante, se desenvuelve la vida en los más intricados vericuetos del cuento, la mentira y el alcance de objetivos, sean éstos de cualesquier índole que sean, desde la subsistencia, e incluyendo el lujo y los productos personales “de alta gama”.
Tíguere: dícese de la persona especializada en tigueraje, que consigue lo que necesita a través y por medio del mismo, saltándose las buenas formas y buenas costumbres, ya obsoletas en esta nueva sociedad del siglo XXI en que vivimos.
Vidasa: es la nueva forma de vida de excesos y alcance de lo superfluo e innecesario, pero a lo que tendemos para hacernos notar y ver que alcanzamos un nivel social en que debemos ser aceptados y “respetados” por todos los que miramos desde arriba, por encima de los hombros.
Al pensar en cómo se ven las cosas que nos ocurren desde este glosario, recuerdo la muy celebrada, cantada y bailada canción de nuestro Juan Luis Guerra, La Guagua. En su letra él recomendaba, al decir que la guagua iba en reversa, poner un CAMBIO, meter la tercera, asegurando que así “la guagua asienta”. Hemos logrado, al parecer, poner el dichoso cambio. Pero no todo es llevar a los altos funcionarios que desfalcaron el Estado ante los estamentos judiciales. El cambio conlleva que nosotros, los que estuvimos haciendo fiesta cuando el gato no estaba en casa, nos volvamos a poner en orden, en lugar de considerar que ahora es nuestro turno para hacer la fiesta. Al parecer es lo que estamos haciendo. Dejemos el tigueraje, para que podamos conservar la sociedad en orden. Que la crisis no se salde también con nosotros.