Gestionar la cultura de paz es todo un arte, un desafío y un reto para nuestros tiempos. Y, por tanto, cada persona puede colocar una semillita para que así sea, pues la paz como una cultura, no es algo ajeno a la individualidad, sino, que depende de manera preponderante de la actitud y decisión de cada persona, y desde ahí se manifiesta la invitación a tomarlo como parte de la vida cotidiana.

Es tiempo de buscar una convivencia armónica, donde se respeten los derechos de los individuos y concretamente de las mujeres; en el siglo pasado la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 25 de noviembre como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

La designación de este día, no era la primera acción que se realizaba, pero si, la intención internacional para que todas las personas puedan ponerse en consonancia con esta intención, que ha de ser un compromiso de todas y todos, por eso, la invitación a gestionar en todos los espacios internos y externos, públicos y privados, grupal, familiar, individual para que la norma sea la paz.

Gestionar una cultura de paz

En muchas ocasiones se inician ideas, acciones y propósitos cuando algo contrario a lo que buscamos ha acontecido, y es cuando se surgen elementos para las gestiones que apuntan hacia el cambio; en ese sentido, se elige el 25 de noviembre teniendo de fondo el hecho de la muerte de las hermanas Mirabal (Patria, Minerva y María Teresa), en 1960 en República Dominicana. Un hecho que marcó la historia de este país y de alguna manera, del mundo, y que surgió en tiempos de la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo.

En la década de los años 80 (1981) grupos del movimiento feminista hacen la convocatoria para la conmemoración de la fecha, la cual fue asumida en 1999 por la ONU en su resolución 54/134.  Se plantea como violencia contra la mujer “todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada” (Wikipedia).

Un llamado a gestionar la cultura de paz en este sentido, fue por medio de la convocatoria a que los países, comunidades, instituciones, organizaciones gubernamentales y no gubernamentales planifiquen y convoquen actividades dirigidas a sensibilizar a la opinión pública sobre esta realidad de violencia que viven las mujeres (ONU, 1999).

Desde esa iniciativa se abrió y sigue abierta la invitación a gestionar la cultura de paz, donde todos y todas podamos disfrutar, compartir y multiplicar las acciones que reproduzcan la paz y la convivencia pacífica.

El buen trato para una convivencia armoniosa

El cuidado integral nos permite abrir las puertas hacia el buen trato; y al mismo tiempo nos da la posibilidad de ir implementando la convivencia armoniosa que tanta falta nos hace.

El cuidado es parte de nuestra esencia como seres humanos va a decir Leonardo Boff en su libro cuidado esencial, y es que, en esencia somos buenos, contamos con niveles de armonía, paciencia y buen trato, sin embargo, si llega a potenciarse esta realidad lo sentimos, lo cultivamos y lo expandimos, no teniendo el mismo resultado cuando el ser humano desde pequeño se les expone a experiencias maltratantes o violentas.

Es un buen momento para cultivar una nueva manera de vivir, donde cuidado, buen trato, cultura de paz, armonía en las relaciones, forme parte de nuestros estilos de vida. Y cosecharemos grandes oportunidades de una mejor vida para todas y todos.

El buen trato se enseña y se aprende, se puede adoptar como filosofía de vida, como experiencia de convivencia armoniosa, como forma de ser y estar. Si cada uno o cada una ponemos de nuestra parte no sólo vamos a erradicar la violencia, sino que no será necesario tener un día marcado en el calendario para que luchar por este fin.

Ahora es un buen momento, vamos por ello, ni una más, ni una menos.