1. Un rayo de esperanza moral en este país
Desde el momento en que Luis Abinader Corona (1963) tomó posesión de la Primera Magistratura del Estado abrigamos la esperanza de que al fin se impondría la decencia y la honestidad en la administración de la cosa pública, porque trataría de coartar o hacer desaparecer al fantasma mayor de la historia del país, que es la corrupción.
Escribimos una serie de artículos desde “La clase media llega al poder sin tirar un tiro,” siguiendo con https://acento.com.do/opinion/por-los-andurriales-de-las-marchas-verde-y-de-la-bandera-8843284.html en el cual “prometimos hablar del MOCE, un Movimiento Central, que si bien es político social, no es necesariamente partidista, por ahora.”
Lo hemos recordado a propósito de dos noticias que se destacaron en el periódico Diario Libre el 22 del presente mes en la página 6, con los títulos de “Luis Abinader reconoce difícil momento en el que gobierna” y “Programa regulará las contrataciones públicas”. Precisamente a ellos nos vamos a referir.
2.- El programa que regulará las contrataciones públicas
Para iniciar señalaremos algo de la MOCE.
…“los MOCES, o los futuros integrantes del Movimiento Central, casi se podría decir “que nacen” porque no son un experimento científico, sino un hecho. El MOCE, es. Así de simple. Empero, esa persona que reúne las condiciones que hemos detallado, no todas, porque estaríamos frente a un imposible: La perfección no existe. Solo las básicas, las que no se pueden adquirir con estudios ni de manera casual.
LOS MOCES existen. Los conocemos, los valoramos, pero seguimos viéndolos como unos bichos raros. Uno de los objetivos de nuestra campaña es darlos a conocer, darles el valor verdadero que tienen.
En cada familia es posible que haya una persona que desde la infancia más tierna se ha distinguido por ser diferente a la mayoría. No miente, aunque le cueste un castigo. Respeta lo ajeno, aunque lo desee o necesite. Se ocupa de su persona, de su aseo y su vestimenta. Es una persona limpia. Pide lo que va a tocar, pero no lo pide a extraños. Regularmente tiene timidez o tiene sensatez para hablar o criticar. Vive satisfecho de su manera de ser, pero es modesto y a veces tiene complejos por la manera como se le trata, pero no cambia.
Se le critica porque no maldice, pide permisos hasta para pasar entre sus familiares que conversan, se ocupa de aprender modos decentes.
Sí. Ese personaje existe. No lo inventamos. Lo que ocurre es que nadie le hace caso, o le hace poco, que es casi lo mismo.”
3. ¿Qué pruebas se les hace a los futuros funcionarios y empleados públicos?
Creemos que a pesar de la gran cantidad de psicólogos que hay en el país las dependencias del gobierno no los han utilizado a por lo menos un test o una serie se utilicen para tener una idea de las normas de conducta del futuro contratado. Ya que, como vimos, la persona honesta, nace, no se hace. Claro, no hay esa abundancia de todos los detalles, pero por lo menos en tres o cuatro de ellos. Por eso hicimos la sugerencia y nadie nos hizo caso.
Conversando con el poeta de prestigio, el actual decano del país, que es un Moce de nacimiento, meticuloso al extremo de su conducta y actuaciones, le decía que tenía muchas esperanzas en el Presidente, y él estuvo de acuerdo. Es la primera vez que me dijo que lo creía sincero y tenía la esperanza de que hubiera un cambio en el país.
De modo que no hay que darles vuelta al asunto, la persona seria y honesta no cambia, nace con esos hermosos “defectos” morales, y decimos esto, porque pertenece a la minoría. A esa que debería gobernarnos.
El Decreto 36-21, que contiene el “Programa de Cumplimiento Regulatorio de las Contrataciones Públicas en la República Dominicana” es muy ambicioso al señalar que se aplicaría acorde “a los estándares internacionales ISO de gestión de cumplimiento y antisoborno.”
¿Qué es el ISO? “ISO son las siglas en inglés International Organization for Standardization. Se trata de la Organización Internacional de Normalización o Estandarización, y se dedica a la creación de normas o estándares para asegurar la calidad, seguridad y eficiencia de productos y servicios. Son las llamadas Normas ISO.”
De modo que si esa es la regla, se precisa encontrar aquel que Franklin Domínguez (1931) en su drama “Se busca un hombre honesto,” 1963, le dio tanto trabajo buscar. Es decir, en la literatura universal y en la nuestra, el Moce no es fácil de encontrar, ratificando su condición de minoría.
Abinader ha dicho “que tiene amigos, pero no cómplices”, y en esas condiciones si se aplica rigurosamente, acabaríamos con los corruptos, pero bien sabemos las mañas del criollo, resumidas en una expresión que Joaquín Balaguer repetía:” Si quieres saber quién es Mundito, dale un carguito”.
Para aplicar ese Decreto bien intencionado hay “que guayar la yuca bien para que no se dañe.” Y ese guayo es lo psicológico. Desde ahora, podríamos iniciar la Organización del MOCE a nivel nacional. Desde las escuelas, recordando las reglas impuestas por Pedro Henríquez Ureña (1884-1946) cuando fue Súper Intendente de Educación. Los de nuestra generación, que cada vez somos menos, recordamos aquel cuestionario amarillo donde se hablaba de la conducta de los alumnos y se hacían preguntas que los maestros debían anotar, sobre si las cumplían, si mejoraba o necesitaba mejorar.
Hubo muchos ilustres Secretarios de Estado o Ministros de Educación en el país, pero es lamentable que muchas de esas normas del más grande de todos, se quedaran en el olvido.
Dicho esto, manos a la obra, que el Comité Nacional de Cumplimiento Público haga su trabajo. Si lo hace, todos ganaríamos. A buscar Moces hasta debajo de las piedras, se ha dicho.
Ojalá así sea.
4.-Al margen de estas consideraciones, por efectos del Covit 19
Ignoro la forma cómo se cuentan los muertos de esta epidemia, y por eso pienso que a lo mejor los infectados dominicanos que rozan o pasan de mil cada día, no son bien contados.
Siempre nos enteramos de viejos amigos y familiares que han firmado los papeles. Hace apenas unos días se marchó un médico de mi pueblo que hizo muchos favores en vida y fue un buen discípulo de Hipócrates (460 A.C. 370 A.C.), y nos referimos a un pimenteleño que nos salvó una vez y por eso nos permitimos evocarlo con su imagen de madurez.