Mi querido Francis, hasta ahora ibas más o menos bien, condenando a todos los encubridores de curas pederastas, pero ahora te me ha rajado y estás tratando de proteger a los dos personajes siniestros, a los dos papas que, pudiendo perseguir a los pederastas y evitar tragedias familiares, prefirieron taparlos de forma descarada y consciente. (Ver: Sacerdoes pederastas son atropófagos, dice el papa Francisco )
Hablamos de Juan Pablo II y de Benedicto XVI, dos pontífices del Diablo que taparon a Marcial Maciel, los dos papas que en tus recientes declaraciones tratas de defender sabiendo que fueron corruptores y corruptos, y los defiendes aun sabiendo que implantaron el encubrimiento como política, y que no les importó que Marcial Maciel continuara violando a cientos de niños y jóvenes en México.
En ese entonces, era un secreto a voces que Maciel repartía millones de dólares en el Vaticano para recibir la impunidad de la Curia; todos sabían que Juan Pablo II le ordenaba a Ratzinger archivar los expedientes de las travesuras que le llegaban de Maciel, como jefe del Santo Oficio, usted lo sabe, no se me haga el loco.
En cuanto a Santo Domingo, parece que también se nos hace el loco, pues usted conoce muy bien que la Conferencia del Episcopado Dominicano tiene engavetado caso del Albergue de Higüey.
¿Por qué no le ha dado la orden de activar este expediente diabólico donde ocho niñas fueron violadas y dos curas implicados? Se señala a un obispo irresponsable, al que el Cardenal ha cuestionado públicamente, es un caso mafioso donde varios testigos presenciales murieron calcinados en una cárcel cuando esperaban su turno para declarar en los tribunales.
Papa Francisco, todo indica que usted será recordado como un papa encubridor de encubridores, de encubridores de curas pederastas.
Mientras tanto, dígale a Okolo que active el expediente del Albergue de Higüey.
Y deje de hacérseme el loco.
Referencias y datos:
Sacerdoes pederastas son atropófagos, dice el papa Francisco
Violaciones y orgias contra niñas de albergue católico
Conferencia del Episcopado y las niñas violadas en albergue de Higüey