Pence rehusó respaldar el golpe de estado que se intentó el día 6 de enero 2021. Trump convocó una gran manifestación frente al Congreso. Debían presionar y lo hicieron para que los legisladores, actuando como electores, desacataran la voluntad popular negándole a Biden los colegios electorales ejerciendo así una prerrogativa prevista pero jamás usada. En esa maniobra claramente golpista el Vice presidente era, operacional y constitucionalmente, la figura clave.
Trump movilizó a miles de sus partidarios. Cercaron el edificio, rompieron ventanas, penetraron, intimidaron, amenazaron, usurparon pero necesitaban a Pence.
Alrededor de las 3 de la tarde, Trump tuiteó acusando a Pence de no haberse atrevido a hacer lo que había que hacer. En ese momento supe que el golpe de estado empezaba a fracasar. Poco después, el alcalde la ciudad ordenó el toque de queda a las 6.pm algo que pudo haber hecho mucho antes. La policía estatal de Virginia y otras fuerzas de la ciudad de Washington fueron llamadas en auxilio y poco después la Guardia Nacional que estaba en alerta fue movilizada. Todo esto sucedió DESPUES que Trump denunció a Biden y no ANTES.
Todo lo anterior sugiere que la turba, las presiones, la invasión o "insurrección" como le llamó la prensa americana estaba concertado. No serían los militares como entre nosotros, sino las "masas" las que, respondiendo a la convocatoria e instigación de Trump, forzarían a los legisladores a producir un resultado contrario a la votación popular. Toda esa escenografía golpista dependía de que el vicepresidente Pence se alineara con Trump y no con los resultados de la votación popular.
Inimaginable como parece, impensable para muchos, como el recuerdo de una mala película del año 1964 titulada 7 DIAS DE MAYO en la que Burt Lancaster y otros generales conspiran para un golpe de estado que en aquella ficción de 1964 fracasó y que hoy estuvo a punto, a ley de un solo hombre de imponerse.