¿Y quién hubiera pensado en aquel pasado electoral, cuando ya estábamos bastante creciditos, que algún día ni tan lejano no tendríamos lo que entonces teníamos: partidos opositores en los que competían las ideas; con verdaderos líderes de masas que alentaban grandes esperanzas en plazas de enormes espacios abiertos colmadas de espontáneas multitudes de desbordadas pasiones, iras y alabanzas, y cuando cada voto había que imponerlo con valentía, inteligencia y rabia contra un poderoso gobernante apoyado en las calles por feroces soldados con banderas en las bayonetas caladas?…(Hoy vemos todo esto y, en verdad, es difícil creerlo).