Muchos estadounidenses a menudo se sorprenden cuando se enteran de que muchas de las plantas que se encuentran en Florida son similares a las plantas de la cuenca del Caribe, es decir, Haití, República Dominicana y otras islas, así como los países ribereños de Centro América y América del Sur.
Lo sorprendente en cuanto al ecosistema es que en el estado Florida las plantas de las mismas familias que se encuentran en el Caribe, no solo se hallan en las costas, sino hasta alrededor del lago Okeechobee; lago que está enclavado en el centro del estado a muchas millas de distancia de las costas.
Entre las explicaciones que se ofrecen de manera general para que esto suceda pueden citarse las condiciones climáticas semejantes que prevalecen en Florida y el Caribe. Esto del clima puede servir de explicación para los fenómenos modernos, pero lo asombroso es que el cultivo o existencia de muchas de estas plantas no son fenómenos recientes.
En el pasado las plantas y semillas de estas plantas fueron traídas a Florida por el viento, las corrientes oceánicas y las aves. Algo más sorprendente todavía es que los aborígenes trajeron ellos mismos esas semillas o frutos en sus viajes desde las islas al territorio continental.
Una circunstancia que en algunos aspectos puede considerarse parecida a la aquí descrita se discutió hace años, cuando se descubrió la existencia de plantas y artefactos culturales similares en América y Polinesia. Estas dos áreas se encuentran separadas por tan grandes distancias que no parecía posible que las corrientes oceánicas solas pudieran ser las responsables de estas ocurrencias.
Para probar que esto era posible, en el año 1947 el explorador noruego Thor Heyerdahl realizó un viaje en balsa desde América del Sur hasta Polinesia. De esta manera él demostró que los nativos americanos podían hacer esa travesía.
Para crear conciencia sobre el asunto Roger Hammer, quien es un escritor galardonado con premios, botánico y fotógrafo, comenta: “Los bosques en los Cayos de la Florida están conformados casi completamente por árboles de madera dura, así como los arbustos, muchos provienen de la cuenca del Caribe tropical; el 85 % de estos en el Condado Miami-Dade son tropicales en su origen”.
Este autor continúa, “Algunas especies como la caoba de las Indias Occidentales (Swietenia mahagoni) y el cornejo jamaicano (Piscidia piscipula) fueron dispersados por los vientos y llegaron naturalmente a la Florida gracias a las tormentas y huracanes, al tiempo que otras plantas lo hicieron empujadas por las corrientes marinas que diseminaron sus semillas. La mayoría de estas semillas llegaron en los vientres de los pájaros que migraron desde las Bahamas, las Antillas Mayores y, la península de Yucatán en México”.
No conforme con lo ya copiado, este escritor añade, “Una característica común a la mayoría de estos árboles nativos y arbustos de origen tropical es que ellos producen pequeñas frutas frescas que las aves comen. Por tanto, son las aves las que han influido en mayor proporción a la formación de los bosques del sur de Florida, más que cualquier otra cosa. A tal punto es esto cierto que algunos árboles que no se encuentran en Florida comparten la característica de ser árboles que no producen frutos durante la época de la migración primaveral de las aves”.
Mi interés personal sobre este asunto se produjo cuando mi esposo y yo compramos una propiedad en el Condado Glades al lado noroeste del lago Okeechobee. Lo primero que ocurrió fue el fracaso experimentado al llevar allí las plantas subtropicales del sur de Florida que murieron en el primer invierno bajo una helada. Lo segundo sucedió la primavera siguiente a ese invierno, cuando varias plantas comenzaron a crecer espontáneamente en el jardín. Adopté esas plantas como propias.
No lejos de la propiedad descubrí en los campos cercanos otras plantas que me resultaron interesantes. Las trasplanté al patio nuestro y comencé a investigar. Con la ayuda de libros especializados pude identificar 300 plantas nativas (autóctonas) que crecen naturalmente en esa área y que fueron usadas por los habitantes prehistóricos y los grupos indígenas de la región.
Existe una teoría basada en hallazgos arqueológicos que sugiere que algunos de los pueblos prehistóricos alrededor del lago Okeechobee vinieron de las Indias Occidentales, viajando en canoas, hacia el norte, a través de lo que se conoce como las 10,000 islas y de allí hacia el sudoeste a las costas de Florida, hasta el área donde hoy está Fort Myers. De allí navegaron hacia el este en el río Caloosahatchee hacia donde se halla hoy el pueblo Moore Haven y de allí al lago Okeechobee mismo, hasta un lugar que se conoce hoy con el nombre Ford Center.
Los especialistas en arqueología lingüística han rastreado las lenguas de los nativos del sur de Florida hasta dividirlas en dos grandes familias; una que se encontró en el cuenca del río Misisipi y la otra relacionada con las lenguas del río Orinoco en América del Sur. Los fragmentos de alfarería y las formas de las puntas de la flecha de Fort Center indican que existió intercambio comercial allí con los grupos aborígenes del norte de Florida, que estaban asentados en las cercanías del río Saint Johns, y lo que hoy es Jacksonville, Florida.
Hay que admitir que las áreas del sur y centro de Florida formaban parte de una larga cadena en la ruta comercial entre lugares de Suramérica y lo que es hoy el Sudeste de los Estados Unidos. Las plantas fueron parte de los productos transportados. Los botánicos han identificado polen y restos de más de 70 plantas diferentes en restos encontrados sepultados en charcas y estanques; entre estos algunos son de plantas extrañas, no nativas a esta área; entre estas se encontró maíz. Este dato es importante porque el maíz fue domesticado en los Andes, Suramérica, y luego llegó a Centroamérica y Norteamérica.
Una conclusión que puede sacarse de las informaciones vertidas en este escrito es que los pueblos de la cuenca del Caribe no están relacionados solo por las migraciones de personas que han ocurrido a través de la historia, sino también por la identidad de plantas y cultivos. Pienso que debemos reconocer la cohesión que producen estas plantas entre los humanos. Debemos de reconocer el papel desempeñado por las plantas en la integración de los grupos humanos.