Aunque es un asunto muy serio, no deja de resultar gracioso el “certamen” organizado este año por la organización Transparencia Internacional para escoger cuál ha sido el caso de corrupción más emblemático del mundo. Su objetivo es dar mayor visibilidad a este mal y apoyar los esfuerzos que algunos realizan por disminuirlo en todos los países.

La campaña   denominada “Desenmascara la Corrupción”,  fue lanzada luego de un proceso de nominación de 383 candidaturas en el mundo, de los cuales fueron preseleccionados varios casos con característica de gran corrupción, entre los cuales se encuentra el senador dominicano Felix Bautista.

La fase de votación dura dos meses y terminará el 9 de febrero próximo; durante ese tiempo la población mundial podrá votar, en un sitio web disponible en diversos idiomas, incluido el español, por el caso que considere más trascendente.

Lo más curioso es que desde que se inició la votación en diciembre pasado el caso de Felix Bautista arrancó como una tromba arrasando en las votaciones. Durante muchos días se mantuvo en el primer lugar, aunque con el tiempo aparecieron otros superándolo. El caso de la empresa PETROBRAS que envuelve a funcionarios y grandes empresarios brasileños, y otro que implica al ex presidente de Ucrania Viktor Yanuckovych se alternaron para quitarle ese privilegio.

Ocasionalmente el dominicano ha vuelto a ocupar la primera posición, lo que ha dado lugar a que mucha gente piense que finalmente saldrá electo como el más grande caso de corrupción del mundo. Sin embargo, no creo que gane.

En realidad, lo que la competencia va a mostrar no es el evento de mayor corrupción, sino cuál logre atraer más votos, y eso va a depender de muchos factores. El primero es que, a diferencia de un concurso de belleza o un premio artístico o literario en que se supone la existencia de un jurado de expertos, en este caso se trata de votación popular a nivel mundial.

Si se considera que muy probablemente los ciudadanos del mundo voten por los casos que más conocen, que suelen ser los que tienen lugar en sus propios países, entonces tendrán mayor oportunidad de ganar los que ocurren en los países más grandes. Eso ocurriría casi en cualquier evento sometido a votación: si la reina de belleza se eligiera por votación popular, casi todos los años ganaría una china, sin que esto demuestre que es más bella.

En presencia de dos eventos corruptos de igual magnitud, uno ocurrido en China tendría 130 veces más posibilidades de ganar que uno dominicano; y uno ocurrido en Brasil tendría 20 veces más. En China hay muchísima corrupción, pero difícilmente llegue a alcanzar la magnitud relativa que alcanza por estos lares, debido a que allá los liquidan sin mucha contemplación. En Brasil también hay enorme corrupción, aunque tampoco puede llegar al nivel de la nuestra porque allí los meten a la cárcel sin consideración a su jerarquía política o empresarial.

Eso hace una gran diferencia, aunque cuando fusilan o apresan a un corrupto en un país lejano se genera en la población de otros países la percepción de que allí la corrupción está acabando, pese a que suele haber más donde no se condena a nadie. Curiosamente, en una reciente visita a España del ex presidente brasileño Ignacio Lula, un periodista le increpó sobre la gran cantidad de funcionarios y empresarios presos por corrupción, a lo que Lula respondió “¿Y eso a ti te parece malo?”

Ahora bien, independientemente de ese primer factor, hay varios otros que influirán en la votación, por los cuales nuestro candidato no ganará.

El segundo factor es que, debido a que la votación se hace por internet, tendrán ventaja aquellos de los países con mayor acceso a la red, en lo cual también los dominicanos estamos en desventaja. Si bien en República Dominicana ha habido una gran expansión de internet, en otros la ha habido más.

Un tercer factor es la sensibilidad de la población frente a este mal. Ante dos casos iguales de corrupción, ganará aquel que más escandalice y movilice a los ciudadanos de su país, en lo cual también tenemos una gran desventaja, por lo indiferente, tolerante y olvidadizo que es este pueblo. Aquí cada nuevo caso hace olvidar el pasado, y el mayor aliado de un corrupto es el corrupto siguiente.

Y finalmente, un cuarto factor, y el único en el cual el candidato dominicano podría llevar alguna ventaja, es la libertad de expresión. No  basta con tener acceso a la web si existen controles a lo que allí se puede leer o decir, aspecto en lo cual es posible que un caso ocurrido en China, Rusia o Ucrania tenga menos difusión que uno dominicano.

Ahora bien, aún dentro del ámbito limitado de la República Dominicana tampoco creo que Felix Bautista encarne el caso más emblemático de corrupción. Por la magnitud de los recursos envueltos, por la cantidad y variedad de actores involucrados y por los efectos pasados y futuros sobre nuestra economía y sociedad, el más nocivo es el caso Baninter. La diferencia es que en aquel al menos fueron condenados a leves penas unos pocos de los responsables.

Por tales razones, pensamos que nuestro senador no debería hacerse muchas ilusiones, que difícilmente gane el primer lugar mundial, no por la magnitud del evento, sino por el país en que ocurrió. El Senador Bautista ha salido victorioso en todas sus batallas hasta ahora, pero este trofeo no lo gana.

Claro está, si en vez del más grande caso de corrupción, la competición de Transparencia Internacional intentara elegir el más escandaloso evento de impunidad en el mundo, ahí sí que nadie le ganaría a nuestro senador.