Durante más de cuatro décadas la comunidad internacional ha sentido miedo de denominar como genocidios los actos perpetrados por Israel, en el conflicto Israelí-Palestino, del que no se visualiza ningún acercamiento para el diálogo. Y aunque ambas partes han sido responsables, Israel ha contado con la aprobación de la comunidad internacional por la falta de condena mundial.
Los israelíes han defendido por años su “derecho” al contraataque para responder a las acciones armadas de los palestinos. Para muchos líderes de Israel todos los palestinos son terroristas y miembros de Hamás, organización ultranacionalista, musulmana, que busca la constitución y delimitación del Estado Palestino, soberano e independiente.
Por el otro lado, en el pueblo palestino ninguna de sus generaciones nacidas desde mediados del siglo XX ha podido ver un cese al fuego mediante un acuerdo de largo alcance entre sus líderes y el gobierno de Israel.
Después de 1945 llegaron migrantes sobrevivientes de la Segunda Guerra Mundial, desde diversos países de Europa, dispuestos a convertir el lugar de asentamiento Árabe-Palestino en el país de los judíos.
Aunque el Imperio Británico había prometido desde los años de la Primera Guerra Mundial un asentamiento en las tierras palestinas para los judíos europeos que así lo quisieran, esa promesa no se cumplió. Por eso, después de terminada la Segunda Guerra Mundial, en 1945, la recién creada Organización de las Naciones Unidas (ONU) retomó la idea, pero no solo de crear un Estado judío, sino al mismo tiempo un Estado palestino. La idea no agradó a los palestinos, que no querían compartir sus tierras de igual a igual con los judíos.
Esta contradicción dio lugar a los enfrentamientos armados, en los que tomaron parte varios países árabes, y el recién creado Estado de Israel contó con el apoyo de las grandes potencias occidentales (EEUU, Reino Unido, Francia). El apoyo de las grandes potencias le dio la victoria a Israel. Desde esa época no han cesado los enfrentamientos, con escasos interregnos de paz.
La comunidad internacional, por medio de la ONU es responsable de tratar de establecer la paz entre judíos y palestinos. Se pueden utilizar las sanciones internacionales como una herramienta de presión política y económica contra Israel. Ha faltado coraje, decisión. El mapa desde el 1947 hasta la fecha muestra claramente como Israel ha ido tomado cada vez más tierras en la Franja de Gaza, acorralando cada vez más a los palestinos, que viven como extranjeros en su propia tierra.
“Nuestra gente vive en el pasado”, es una frase de una conversación entre un Judío y un Palestino quienes representaban a sus naciones durante la fase de negociación que se produjo de manera ultra secreta en los 90’s.
Se necesita con urgencia un alto al fuego, pero sobre todo un acuerdo firme que garantice la paz para ambos pueblos.
En las manos de palestinos, judíos y la comunidad internacional está la solución de un conflicto que ya supera toda lógica y todo entendimiento.