“Pero tampoco deberíamos conformarnos con una cultura política que se limite a dar palmaditas en la espalda a las personas sin intentar que la situación del mundo sea mejor y más justa de lo que lo es actualmente. El mundo es hermoso tal como es, pero hay en él también mucho caos y desarreglo, y buena parte del sufrimiento que contiene puede paliarse si sabemos hacer un uso más inteligente del tiempo que pasamos en él”.
(Martha C. Nussbaum: Emociones políticas).
Con mucha propiedad el laureado escritor y Premio Nóbel de Literatura 1982, Gabriel García Márquez, en una interesante entrevista que le hiciera el escritor Plinio Apuleyo Mendoza en el libro El Olor de la Guayaba, dijo “El poder como la fama nos hacen perder la perspectiva de la realidad”. Es lo que consideramos con lo que está pasando desde la más alta instancia del poder político al aseverar como un axioma que somos un país de Clase media.
¡Quisiera que ello fuera cierto! Porque como nos desgarran los indicadores sociales y los estudios, informes, que auscultan y diagnostican todo el cuerpo político, económico, social e institucional de la sociedad dominicana. Latinobarómetro de agosto de 2018 esbozaba que el 62% de los dominicanos y dominicanas no les alcanzaban los ingresos para cubrir sus necesidades vitales y de los 18 países evaluados por esa importante ONG Internacional, constituimos el país que más dinero toma prestado (fiao) para cubrir sus necesidades.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD– en su Informe acerca de la Calidad democrática terminaría por reconocer que nuestra economía ha crecido, sin embargo, ese crecimiento no ha sido acompañado de un progreso social-institucional, acorde con el ritmo económico del crecimiento. En una sociedad donde prevalezcan 23 salarios mínimos y donde el mínimo mayor es de RD$15,447.60, no puede entenderse ni mucho menos comprenderse que estemos en presencia de un país de Clase media. El promedio salarial de los empleos formales es de apenas RD$21,000.00 según la Tesorería de la Seguridad social.
Turismo y Zonas Francas, que son las fuentes de mayor tasa de empleo, sus salarios mínimos son: RD$10,355.75 y RD$9,264.00, respectivamente. Cabe destacar que en Turismo prevalecen 3 salarios mínimos de acuerdo al tamaño de la empresa, como si fueran del sector no sectorizado. Ellos son: RD$7,430.15 (Mediana) y RD$6,686.10 (Pequeña). Los tres salarios sectorizados, de acuerdo con el tamaño de las empresas son:
RD$15,447.60 (Grande).
RD$10,620.10 (Mediana).
RD$ 9,411.60 (Pequeña).
En la Administración Pública el sueldo mínimo, hasta el mes de abril, era de RD$5,117.00 pesos mensuales, a partir de la fecha referencial pasaría a RD$10,000.00 pesos mensuales, esto es, casi US$200.00 dólares mensuales. El empleo en la economía informal es de 56 al 58%. Esto es un parámetro vital para desfigurar el acertijo de la Clase media ya que el empleo informal es producto de la debilidad institucional, de la no asunción de empleos decentes, dignos que cubran, como diría Amartya Sen, los niveles de calidad de vida y desarrollo socioeconómico de las personas. La informalidad es un reflejo del inmovilismo de la estructura productiva, de la débil asimilación en el mercado de trabajo, del Capital humano, del Capital intelectual, como vinculación del poco agregado de valor en la estructura laboral del tejido productivo y con ello, de todo el tejido social. Pertinente es subrayar que el promedio por familia en el campo del empleo es de 1.8.
¿Por qué abundamos sobre los salarios para la comprensión de la ubicación en el segmento de la Clase media? Porque es el indicador más objetivo, para la validación de la jerarquización social, en la estratificación social, de una formación social determinada. Los niveles de educación, lugar de residencias, son otros ítems a considerar, empero, con más grado de subjetividad y con ello, con más relatividad y por ende, de menor rigor técnico para la cualificación.
Es significativo apuntar que entre el desempleo ampliado y el subempleo, la tasa ronda en un 16.5%, según el Banco Central. Súmele que Latinobarómetro nos dijo a finales del 2018, que constituimos el país que más recibe “protección” social con un 29%. ¡Solidaridad, bono luz, bono gas, bono estudiantil, nos enrostran un retrato que no nos dibujan de Clase media! Como nos diría Martha Nussbaum, en la obra citada “una aspiración creativa a algo mejor es un rasgo clave de la mayoría de las sociedades que tratan de ser decentes y justas…”.
En un país de Clase media no podría escenificarse lo que la FAO señaló el lunes 13 de mayo, reseñado en un periódico de circulación nacional “País fue incluido por FAO en territorios con hambre”. Cándida Acosta exponía, según la FAO “República Dominicana figura entre 5 países prioritarios de la región de América Latina y el Caribe donde hay fuertes brechas urbano-rurales y profundas desigualdades rurales que generan hambre y pobreza”. En el Informe de la CEPAL, Panorama Social de América Latina 2018, señalan que nuestro país mantiene entre un 5% y un 10% de pobreza extrema. Los funcionarios del gobierno del área de política social indican que la pobreza extrema anda por un 3.8%.
Lo señalado por la FAO queda robustecido con el Estudio del PNUD denominado Actualización del Mapa: Tendencias del bienestar y la desigualdad en República Dominicana. Allí nos dicen que somos un cuerpo social adolorido caracterizado en el marco de 32 provincias, donde del universo citado, 27 de ellas tienen un Índice de Desarrollo Humano medio y bajo. Solo el Distrito Nacional es de ingreso alto y 4 provincias están situadas en Desarrollo Humano medio alto. En el referido Mapa territorial nos puntualizan que el nivel de ingreso per cápita del Distrito es 2.3 veces mayor que el promedio nacional. Quizás por esto último es que el Presidente dice que somos una sociedad de Clase media. Tal vez, un día de esto diga, en medio de su delirio y ambición por el poder, que somos una sociedad de Clase Media alta y alta tomando el polígono central solo, como su parámetro total.
Cuando los gobernantes se obsesionan y pierden el equilibrio entre la aspiración y la aceptación se produce una descomplexión que no logra articular nítidamente el pasado y el presente. ¡La pobreza monetaria no es un indicador suficiente para categorizar un eslabón social; hoy es la pobreza multidimensional (Salud, Educación, Esperanza de vida al nacer, Grado de escolaridad, Mortalidad Materna, Mortalidad Infantil, Muertes por enfermedades contagiosas). En todo ello estamos muy mal, más allá de la retórica y de la “construcción” de la postverdad.