El comienzo de un nuevo año se presta para incubar sueños de mejoramiento y bienestar para el país y su población. Mas allá del final de la pandemia y la recuperación económica, en el imaginario emerge un puñado de quimeras que parecen estar a nuestro alcance. Llaman hoy la atención aquellas que tienen que ver con la situación energética, el turismo y el ambiente. Tomados en su conjunto los sueños correspondientes constituyen un compendio de certeras reclamaciones por bienhechoras realizaciones.
Las noticias sobre el sistema eléctrico resultan muy alentadoras. En un reciente reportaje de Diario Libre se da cuenta de que, según la ADIE, el costo de generación de la energía este año –en el mercado spot– se ha reducido de 11.94 centavos de dólar por kwh a 6.96 centavos, lo cual representa una disminución de un 42%. La reducción se deriva de que Punta Catalina ha logrado el objetivo de inducir cambios en la matriz de generación a favor del gas natural, habiéndose logrado convertir a unos 900 megas a ese combustible. Una mejor noticia es que las energías renovables proveerán un 19% de toda la energía en el 2021.
Sin embargo, hay opciones para el sistema eléctrico que podrían cambiar los actuales planes de las autoridades. Una es sobre las anunciadas licitaciones de nuevas plantas a gas natural para la región norte del país. Es preciso que se examine la alternativa de desarrollar baterías gigantes para almacenar energía proveniente de fuentes renovables, requiriendo que los proyectos eólicos o solares incorporen ese componente. La batería de litio más grande del mundo funcionará en California (Moss Landing Power Plant) y tendrá una capacidad de 300 megas (con 100 megas adicionales a ser añadidos en el 2021). En California se incuban hoy día otros seis proyectos del mismo tipo. Por otro lado, conviene que las autoridades ya echen un vistazo a la alternativa del hidrogeno verde, una fuente de energía que se vislumbra como revolucionaria. La promesa de esa fuente es tal que ha sido abrazada por Arabia Saudita.
Deseable también es que nuestras autoridades examinen la opción de la conversión de energía térmica del océano (OTEC, por sus siglas en ingles). En Hawaii ya funciona una planta de 100 kilovatios y en Curazao se adoptó esa tecnología para el aire acondicionado de su aeropuerto. Aquí el destacado ingeniero Eduardo Sagredo ha realizado un estudio de factibilidad para una planta a 4 kms de la costa de Puerto Plata con el fin de suplir energía y agua destilada para los hoteles de Playa Dorada. Bluerise, una ong holandesa, ha estudiado la batimetría de nuestras costas, encontrando que el mejor lugar para una planta está a un kilómetro de la costa frente a la Laguna de Oviedo. También en Nisibón existe cerca la profundidad mínima para abastecer a la costa este.
La tecnología OTEC podría suplir energía a costos bajísimos y a la vez aliviar la presión sobre nuestros acuíferos por la abundante producción de agua destilada resultante. Una planta de OTEC por Oviedo podría suplir la energía necesaria para el desarrollo turístico de Pedernales. Pero también debe resaltarse que, de acuerdo con el Atlas de Vientos de Elliot, el mejor régimen de viento para producir energía eólica en la Hispaniola está en la Isla Beata, distante a 7 kms de tierra firme. Es por tanto preciso que las autoridades propicien que la inversión privada instale los molinos necesarios en la isla y que usen una batería gigante (ver gráfico) para almacenar la energía, garantizando así un suministro constante.
Otro plan energético anunciado es el relativo a la posible venta del activo estatal en las plantas de Ege-Haina y Ege-Itabo. A tales fines sería deseable, para prevenir oligopolios, que los compradores de los activos mencionados no sean los operadores energéticos ya instalados en el país. Una concentración de la propiedad en un sector tan estratégico como el energético no es prudente.
Respecto a la necesidad de conservar nuestras playas, el Instituto de Hidráulica Ambiental de España lleva a cabo, con apoyo del BID un proyecto para mitigar y dar soluciones a su erosión, la cual está siendo precipitada por los efectos del cambio climático. El resultante manejo costero deberá ayudar a prevenir la erosión, pero es también necesario que el país se aboque a examinar otras medidas más allá de prohibir la pesca del pez loro. Cancún, por ejemplo, recientemente importó arena de Marruecos para compensar la perdida de arena en sus playas. Nosotros tenemos las Dunas de Bani como posible fuente alternativa, siempre y cuando los ambientalistas lo consideren factible. Después del agua, la arena es el elemento más demandado del mundo y ya hay ladrones que la roban y se dedican a comercializarla.
Por otro lado, las plantas de desalinización ya han sido propuestas a los hoteleros de la costa este de nuestro país para contrarrestar el grave deterioro del acuífero de la Llanura Oriental. Hay razones para creer que, con el galopante crecimiento de hoteles y torres de condominios en esa costa las aguas superficiales no podrán suplir toda la demanda. Ya que la intrusión salina en la capa freática se ha detectado a 14 kms de la costa se ve venir una grave crisis que no podría ser solucionada con el propuesto acueducto del este. De ahí que la solución de la desalinización, ahora con baratas tecnologías, deba explorarse ya entre el gobierno y los operadores turísticos de la zona.
Con relación al Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SINAP) se requiere una similar atención. De las 122 áreas protegidas existentes, las cuales representan el 26% del territorio nacional, solo unas 15 tienen planes de manejo que son muy pobremente aplicados. De particular urgencia es la cabal y plena ejecución del excelente Plan de Gestión Turística del Parque Nacional Cotubanama. Pero también se requiere que las 10 áreas protegidas mas visitadas por los turistas sean equipadas y desarrolladas con los senderos, facilidades de servicios y otros elementos que hagan la visita turística mas placentera. Es necesario que el gobierno emprenda un proyecto al respecto como los financiados por el BID en otros países latinoamericanos.
El SINAP no cobrara visos de factibilidad, sin embargo, hasta tanto no se provean los recursos para darle una protección efectiva. De ahí que sea imperativo y urgente que el gobierno se aboque a examinar dos proyectos de desarrollo turístico que podrían suplir los recursos necesarios: el desarrollo de un parque de atracciones en la Isla Catalina y el desarrollo de un teleférico y una estación de esquí de nieve en el Pico Duarte. Estos proyectos, los cuales podrían desarrollarse con alianzas público-privadas, ayudarían grandemente a la diversificación del producto turístico dominicano, un requisito constantemente recomendado por los operadores turísticos internacionales.
Otra fuente de recursos para apoyar la vigencia plena del SINAP seria la venta de los 21 hoteles del estado. La propiedad estatal de hoteles es un anacronismo que afrenta los principios de la economía de mercado que nos gastamos: el Estado no esta para ser empresario hotelero y hacerle competencia desleal al sector privado. Sin embargo, los sucesivos gobiernos hacen caso omiso y no emprenden la tarea de deshacerse de esos activos. Nadie podrá alegar que hemos combatido el clientelismo político adecuadamente sin que se privaticen esos establecimientos, muchos de los cuales solo sirven de canonjías para políticos inescrupulosos en contubernio con empresarios parasitarios.
Pero el medio ambiente no solo incluye los recursos naturales. Tambien existe la polución de los ruidos. Y en nuestros polos turísticos las motocicletas generan estruendosos ruidos que molestan la paz y el sosiego de nuestros turistas. Es tiempo ya, por tanto, de que le pangamos atención a ese problema y tratemos de que los miles de motoristas que pululan en Bávaro-Punta Cana, Higüey, Puerto Plata y Samaná reemplacen sus motocicletas por aparatos eléctricos. Las motos eléctricas del Vingroup de Vietnam podrían ser la solución.
Debemos tambien pensar en el desarrollo económico de Haiti. Nuestra actitud hasta ahora ha sido la de aprovechar su mercado para nuestras exportaciones y la mano de obra barata para los sectores agrícola y de la construcción. Por interés propio, sin embargo, es necesario tambien pensar en la estrategia para impulsar su desarrollo económico a través del turismo. (Haiti tiene 900 kms de playas y nosotros 432). Ya se han sugerido proyectos hoteleros dominico-haitianos que podrían concitar el apoyo de las agencias multilaterales. Pero tambien se podría pensar en un tren Virgin Hyperloop que haga posible viajar los 543 kms desde Punta Cana a Puerto Príncipe en una hora. Si la Isla Saona y la Ciudad Colonial son visitadas anualmente por medio millón de extranjeros cada una, la demanda por excursiones diurnas PC-PP seria inmensa, haciendo al proyecto económicamente factible.
Finalmente, en el nuevo año se debe dar paso al propuesto aeropuerto de Bávaro-Macao. Las 80,000 habitaciones hoteleras proyectadas para el tramo de costa Macao-Miches lo justifican, amen de que en una economía de mercado no deben obstaculizarse proyectos bienhechores que sean financiados enteramente por el sector privado. De igual manera, no debe dilatarse mas el respectivo permiso para el pre-clearance de la aduana estadounidense en el Aeropuerto de Punta Cana. Ambas medidas no deben politizarse.