Los funcionarios más incapaces de aprender hasta las cosas más sencillas son los directores de AMET, institución que sólo ejerció plena autoridad cuando Hamlet Hermann, su primer Director (que multaba hasta a los ministros infractores). Porque, por más que uno insista, no aprenden a instruir a sus agentes (hasta con advertencia de cancelación): 1) Que ni siquiera respondan la pregunta “¿Tú sabes quien soy yo?”, y 2): No hacerle el mínimo caso a eso de “soy un pobre padre de familia”. Mientras no aprendan eso y lo hagan cumplir, serán unos inútiles y este caos, como hasta ahora, será cada vez peor.