Durante muchos años Estados Unidos busco incesantemente a Osama Bin Laden, hasta dar con su captura, igualmente lo sucedido con Saddam Hussein, solo por hacer mención de dos de los “enemigos públicos” más famosos del mundo y que EE.UU no escatimó esfuerzos ni recursos hasta dar con su paradero.
Estas búsquedas se produjeron en parte a que los estados Unidos ocupa el primer lugar dentro del ranking de las naciones con las mejores agencias de inteligencia del mundo. Tanto el Departamento de Seguridad Nacional, el Departamento de Defensa, el Buro Federal de Investigación (FBI), la Agencia Central de Inteligencia(CIA), así como la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) son las responsables de la seguridad pública de los norteamericanos.
La pregunta que todo el mundo se hace luego del asalto al Capitolio es ¿dónde estaban las agencias federales de seguridad que no desarticularon el grupo de manifestantes antes de que sucediera la protesta?, ya que minutos antes de que la turba irrumpiera en el congreso, el mismo presidente Trump les dio el “ok” para que estos fueran a “rescatar” el país y “entregarle” la victoria; mientras los congresistas de su partido se paseaban por los alrededores del congreso con el simbólico saludo del puño erguido.
Mientras EE.UU invierte millones en seguridad nacional para combatir el terrorismo, luego del 11 de septiembre, desafortunadamente los terroristas viven aquí en su propio suelo
Con la facilidad que todas estas personas lograron penetrar el congreso, nos hace reflexionar sobre el gran poder que tienen los supremacistas blancos en esta nación. Recientes investigaciones desglosaron la existencia de un plan para secuestrar a miembros claves del partido opositor, incluyendo la vocera de la cámara baja Nancy Pelosi y al mismo vicepresidente Mike Pence. Mucho coinciden que si los atacantes que penetraron el capitolio hubieran sido personas de color o hispanas; no hubiera quedado una sola persona viva ese día.
En Washington DC, se han iniciado las pesquisas para “dar con el paradero” de la turba; pero hablando en materia de derecho penal, todos los elementos que constituyen un crimen están presentes; el móvil que condujo esas personas a cometer dicha acción es explícito; ya que en los últimos 4 años el presidente en reiteradas ocasiones ha expresado su fascinación por grupos subversivos radicales que han manifestado su absoluto apoyo al mandatario en caso de que él lo necesitara. Y la ocasión llego.
La Intención, expresada directamente por el presidente de la nación de que el “solo aceptaría los resultados de las elecciones, si el saldría ganador”, la negligencia de los organismos llamados a garantizar la seguridad de todos los miembros del congreso. El propósito, el presidente y su equipo de abogados están empecinados en encontrar un total de 289,000“votos en exceso” que le “darían” la victoria en todos los Estados pendulares. Es bien sabido que los extremistas pregonaron en sus redes sociales lo que ellos harían.
Esto sucedió, si se desea buscar cómplices,ante el conocimiento y sin el aviso sobre el plan, por parte de las plataformas Facebook, Youtube, Twitter e Instagram para alertar a los servicios de seguridad. Haciéndonos reflexionar sobre ¿cuáles son los límites de la libertad de expresión y cuáles son los parámetros que lograrian establecer regulaciones sobre el contenido que estas multimillonarias empresas comparten; cuando está en juego la vida de otros?.
La conducta temeraria, es una de las principales características de los adeptos de Trump, seguidos de la exhibición de armas, amparados por la Segunda Enmienda de la constitución al porte y uso de estas y por último la mala fe, característica que se asocia con lo clandestino, fraudulento, actitud constante en el presidente, su familia, y colaboradores.
El camino por recorrer es largo, más lo importante no es solo saber el motivo directo del porqué éstas personas decidieron cometer terrorismo doméstico, torturar y asesinar a miembros de la policía adscrita al congreso; confiscar equipos de la prensa y quemarlos en acto de insurrección, porque en los videos que le han dado la vuelta al mundo; ellos portaban banderas de “MAGA” (Make America Great Again). Y quienes seguían órdenes explícitas del mandatario.
Lo importante es reconocer que es mucho el trabajo que las agencias de seguridad federales tienen que averiguar y poder establecer quiénes son estas personas?, que hacen?, donde viven?, que grupo del extranjero los financia?, se repetirán estos episodios de terrorismo doméstico bajo la nueva administración?, continuaran amenazando de muerte a los senadores republicanos y sus familiares por condenar la insurrección? La preocupación es que esto se convierta en la nueva norma en esta democracia. Y que mientras EE.UU invierte millones en seguridad nacional para combatir el terrorismo, luego del 11 de septiembre, desafortunadamente los terroristas viven aquí en su propio suelo.