Apoyemos una vieja propuesta del filósofo Álvarez Guedez y exijamos al Gobierno que no nos engañe, pues lo de Erika fue sencillamente decepcionante. ¿Cómo es posible que se le prometiera a este pueblo todo un ciclón y no se le cumpliera cabalmente tal promesa? Ahora esperemos por lo menos que el Presidente disponga resarcir el grave desequilibrio económico de miles y miles de familias, por los gastos extraordinarios en que, como es tradición, incurrieron para los sancochos, asopaos, picaderas y demás componentes de un buen can, con o sin dominó, mientras pasa un ciclón. Así que, ya saben: !Si anuncian un ciclón, cumplan, carajo!