Nueva York.-Las sociedades tienen momentos puntuales cuando alguien en las alturas comete diabluras, destando una espiral descendente que arrasa y se traga todo, como los inodoros viejos.
En el 2000, Bill y Hillary Clinton dejaron que George W. Bush le hiciera trampas a Al Gore.
Apostaron a que Bush fracasaría en cuatro años, después Hillary sería presidenta, ellos perdieron, todos pagamos.
Vino el 9-11, la invasion a Irak, y la destrucción de la estabilidad política del Medio Oriente completo.
Internamente construyeron un aparataje de espionaje que escucha todas nuestras comunicaciones.
De esa espiral descendente salió Donald Trump.
Las infamias sin castigo siguen creciendo hasta volverse inmensas bolas de nieve que terminan aplastándolo todo.
La infamia puntual dominicana fue la Sun-Land, el entonces Presidente Leonel Fernández y el senador Félix Bautista aumentaron millones a un préstamo, se embolsillaron la plata; nada pasó.
Legalizaron el robo, el mensaje fue claro: “cada cual búsquese lo suyo”. Los políticos monopolizaron el robo público, los militares se aliaron al narcotráfico, fundaron bandas de sicarios y atracadores; según el embajador James Brewster, todo esta corrompido, “metro por metro”. Esa espiral descendente se tragó la decencia dominicana.
Estadounidenses y dominicanos tienen una sola salida, terminar la indiferencia cómplice, tomar las calles.
La juramentación de Trump generará tantas protestas como en los 60, cuando la nación tomó las calles reclamando Derechos Civiles, demandando terminar la Guerra de Vietnam. Los dominicanos tomarán las calles contra la corrupción y la impunidad.
Ambos pueblos decidieron cambiar su indiferencia cómplice por una participación política activa.
En el 2017 mataremos la indiferencia cómplice, criminal; pariremos una democracia directa, activa y participativa. Los grandes males demandan grandes soluciones, las grandes infamias demandan inmensas movilizaciones.
Sólo así podremos recuperar nuestras sociedades, en el 2020.
Sólo así hemos cambiado la historia, tomemos las calles.