Dije en la entrevista que sí me jubilaré
para construir un nuevo camino
de versos y páginas, portadas y notas
de solapa, de números ISBN,
de libros distribuidos a las librerías
independientes en un país también
de pequeñas y medianas empresas
donde se puede sembrar un sueño,
regarlo y ver con paciencia el brote
de la planta nueva, su acercamiento a la luz,
y construir un alambre púa alrededor
del tronco contra aves, hienas,
el león del monte, la desesperación,
el nihilismo. Dios nos está cuidando.
Las endorfinas están liberándose. Todo
bien le digo al mundo porque siento
una paz esparcida por todo mi ser,
gracias a la idea de dejar literatura
en la tierra a pesar de todo lo que
nos dicen los encabezados.