Como si no hubiese pasado nada, sin consultar a los partidos que participan en el proceso electoral, según éstos, la Junta Central Electoral convoca nuevamente a realizar unas las elecciones municipales que ella correctamente suspendió por fallas en sistema automatizado tozudamente escogido para votar en la mayoría de los centros de votación más numeroso del país. Y como si hubiese sucedido nada antes y durante el suspendido proceso de votación, el presidente Medina hace una alocución al país en la que, en esencia, se limita sólo a justificar la convocatoria de la JCE, arriba referida. Esta institución, en la forma de su convocatoria y Medina con su alocución, evitan ir a fondo de las causas que provocaron la presente crisis política e institucional que vive el país.
La JCE da otro traspié al convocar unas nuevas elecciones municipales, sin dar un informe exhaustivo de las causas que provocaron que estas abortaran, sin decir si continuarán en sus puestos aquellos funcionarios claves de los centros de cómputos y la dirección de elecciones, altamente cuestionados por sus actuaciones activas o pasivas en las acciones que provocaron el colapso del sistema de votación automatizado; sin certidumbre sobre las condiciones o requisitos en que discurrirá el nuevo proceso eleccionario, si se podrá o no hacer campaña electoral, sin dar garantía de que esta vez no se permitirán las compras de cédulas, ni repartición de dinero, efectos de todo tipo, además de las extorsiones de parte de funcionarios del gobierno.
Tampoco, sin referirse a las declaraciones del presidente Medina, ampliadas por el presidente del PLD, Temístocles Montás de que ese partido posee equipos que determinan quien ha votado o no y por cuál partido votó, una vulgar mentira; además que pueden ir a su casa a buscar a quien no haya votado, una extorsión/obligación que viola el libre ejercicio del sufragio. Con sus actuaciones, esos dos señores se sitúan entre los “pocos que no quieren regirse por las reglas democráticas”, que ponen “en entredicho nuestras instituciones” y en plano internacional mancha “la reputación de nuestro país”. Esos señores y su partido, son los únicos interesados en desnaturalizar los procesos electorales en el país. No otros, como cínicamente insinuara Danilo en su discurso del pasado lunes. .
Ninguna fuerza política con una dirección mínimamente responsable e inteligente puede ir a un nuevo proceso electoral, sin que exista un consenso sobre cómo se desarrollará ese proceso. Sin reglas de juego claras, que establezcan que este se desarrollará con cambios sustanciales en los actuales mandos medios y relativamente altos de la JCE, sin cambios en los integrantes de las juntas municipales, sin que se establezcan las responsabilidades y penalidades a los responsables de los hechos, sin mecanismos que garanticen una indispensable equidad y contengan las acciones del gobierno que conspiran contra el normal discurrir del proceso electoral. Cuando esas condiciones estén dadas se podría acordar la fecha.
Los resultados parciales en casi todas las mesas en que se pudo votar, indicaban que la oposición estaba arrasando, y para el PLD esto era una ineludible evidencia de que sus días en el poder están contados. Por eso, este régimen podría recurrir a las más bestiales bellaquerías para mantener su poder, y esto obliga a tener cordura y firmeza para enfrentarlo. Cordura para unificar criterios y propuestas tendentes a superar la crisis y firmeza y determinación para hacer acciones contundentes en todos los escenarios para enfrentar el terrorismo de estado de un régimen moribundo, pero capaz de cualquier cosa para mantener el sistema de corrupción e impunidad a través del asalto y prostitución de las instituciones fundamentales del Estado.
En ese sentido, las diversas formas de protestas que se están escenificando en todo el territorio nacional y la marcha del próximo domingo, convocada por varias organizaciones políticas y sociales, son sólo el inicio de una voluntad de lucha que irá creciendo en formas y contenidos hasta lograr que, definitivamente, se establezca con claridad lo sucedido el 16 de febrero. En los momentos de crisis es que se templan o surgen los líderes políticos y sociales, y es de esperarse que ahora se demuestre la real dimensión del liderazgo político del espectro opositor. Es momento de acción, pero de acuerdos bien sustentados que la guíen, porque las crisis son oportunidades para avanzar, para producir el cambio, y cualquier error que se cometa en estos momentos podría echar por la borda el camino recorrido en la búsqueda de ese objetivo.
Afortunadamente, nunca como ahora habíamos conseguido el grado de conciencia sobre estas cuestiones, ni la determinación de recorrer de manera unitaria el trayecto que conduce hacia el cambio de régimen como paso hacia un cambio sustantivo en la en la sociedad dominicana.