Este domingo será 30 de mayo. Se cumplen 60 años del asesinato del que fue dictador, que mantuvo bajo la miseria de la represión a toda la sociedad dominicana. Se habla, se escribe, se estudia mucho sobre el magnicidio, se le endilga ser el día de la libertad, el día de la finalización de la dictadura, el inicio de la época democrática.
¿Para quién o quiénes es este día el final de la dictadura, el inicio de la libertad o de la democracia? ¿Cómo se refleja esto en la sociedad? Son preguntas que nos hacemos cuando hemos sido víctimas, no sólo de los embates de la dictadura, sino de igual forma de la postdictadura. Las revelaciones de los historiadores en la conmemoración de este 60 aniversario son categóricas.
De manera que todo depende del lugar social donde se encuentre el ciudadano para aquilatar si en realidad ha sido el inicio de la libertad, de la democracia, o incluso, el fin de la dictadura. Porque es que hay diferentes formas de represión, de matar o asesinar para quitar del medio y hacer que no molestes como las moscas sobre el pastel. El pastel de quedarse con el control del Estado, con el control de las posibilidades de continuar acumulando riquezas, mientras quedan excluidos de la supuesta democracia ingentes cantidades de población.
Ciertamente, ellos tenían miedo de la democracia. Al establecimiento de una verdadera y real democracia le llamaron comunismo, para evitar, impedir, que el control de los bienes que deben ser de todos, dejara de ser solamente de ellos, los mismos que sostenían con sonrisitas y negociaciones secretas al mismo dictador que ahora asesinaban. Era conveniente y necesario colgar el mote de comunista a los que luchaban por un régimen democrático y de derechos para toda la población, porque ellos, que lo tenían todo, no querían, y siguen sin querer, que más nadie tenga derechos. Simplemente los acostumbran con la famosa borona, el favor, el trato amable, y que se conformen con eso.
Negociar con el Departamento de Estado de Estados Unidos y con su Agencia de Inteligencia CIA, para asesinar al dictador, terminar con su control férreo del Estado y sus prácticas represivas y de aniquilamiento de opositores, no parece muy honroso. Pero cada grupo tenía, sigue teniendo sus propios intereses, y hasta su propia visión, según lo requiera su pellejo, de cómo debe funcionar un Estado, para tildarlo de “libre y democrático”. Aun asesinando líderes barriales en supuestos intercambios de disparos, o inhabilitando la juventud bajo los efectos de la adicción a las drogas, o inhabilitando a la población en general bajo los efectos de una deficiente educación y un sistema de alienación rampante con banalidades.
Así que hoy, en el 60 aniversario de la muerte del tirano, enaltecemos la memoria de los hombres de la Raza Inmortal que “llegaron llenos de patriotismo, enamorados de un puro ideal” aquellos 14 y 20 de junio de 1959, enaltecemos la memoria de los hombres y mujeres del Movimiento Clandestino 14 de Junio, que con su denodada lucha, su sacrificio, la represión, torturas y el destierro supieron llevar a cabo y mantener la lucha por la verdadera libertad y democracia que necesitaba, y sigue necesitando el pueblo y la sociedad dominicana. Rendimos tributo a Manolo Tavárez y sus hombres de Las Manaclas, a Caamaño, Fernández Domínguez, Lora Fernández, verdaderos militares luchadores por la libertad y la democracia, así como también a los Constitucionalistas que enfrentaron la invasión estadounidense convocada por los traidores de siempre.
Y es que no hace falta, porque todos sabemos de parte de quién y detrás de qué han estado y están los traidores de siempre. Los mismos que han llegado hasta hoy luego de los terribles y tenebrosos 12 años, después de los 8 años y los 10 más del “vuelve y vuelve”. Y para poner la cerecita del pastel, los últimos 20 años de dictadura peledeista, en esta manera peculiar en que, bajo la premisa de la lentitud de los procesos y los cambios sociales y culturales, han entretejido y acomodado las formas de control del Estado y del poder para que no haya libertad ni democracia, esa por la cual se luchaba para desmontar la dictadura del sátrapa. Conmemoramos a los héroes que lucharon para desmontar la dictadura. Pero nos preguntamos: ¿ha podido ser desmontada, o sólo cambió de forma de manifestación? Me parece que es una reflexión necesaria, en la búsqueda de la libertad y la democracia reales.