Muy respetuosamente, me parece que sus eminencias reverendísimas del Episcopado cometen un grave error al rechazar tan tajantemente el proyecto de ley que le propone al Estado asumir un mayor grado de compromiso en educación y prevención en materia de sexualidad. Les pido que reflexionen seriamente sobre eso y, todo lo contrario, contribuyan a evitarle más dolores de cabeza a Francisco, su Papa, nuestro Papa, mi Papa, inclusive difundiendo dicha ley en todo el clero (con condones gratis), para evitar más sorpresas desagradables, más escándalos, más desconfianza y más “sobrinos” indeseados. ¡Por favor, ayuden al Santo Padre, que mucho lo merece!