Que quede bien claro: Quienes nos solidarizamos con la demanda de Fausto Rosario Adames contra Vinchito aspiramos, con él, a un país donde prevalezca el pleno respeto a la dignidad humana; donde la odiosa impunidad se convierta en cosa del pasado; donde el ejercicio público de la palabra se fundamente en la verdad y el culto a los mejores valores de la condición humana; donde no tenga espacio la delincuencia mediática y donde el debate público de las ideas deje de ser  ámbito de vulgares chantajistas y de payasos de la politiquería más rastrera.